Isla Tiburón, santuario seri

AutorOscar Alvarez

Las primeras noticias de la isla se deben al capitán Francisco de Ulloa, quien la descubrió el 24 de diciembre de 1539, aunque por su extensión la creyera península. Posteriormente, otros exploradores advertirían la condición isleña y le dieron el nombre de Tiburón, inspirados seguramente en los numerosos escualos que todavía hoy rondan sus costas.

Mucho antes de la llegada de los españoles la isla era la tierra de los indígenas seri o conca'ac ("la gente"), como se llaman a sí mismos. Un lugar habitado por espíritus y dioses. Pero también una fuente de alimentos dentro de su subsistencia tradicional, basada en la pesca, la caza y la recolección de los frutos del desierto.

De vida nómada, se desplazaban de la isla a la franja costera sonorense frente a ella. Fue hasta bien entrado el periodo colonial que los indígenas seri tuvieron contacto con la cultura occidental. Alrededor de 1700 se inició la conquista de su territorio, lo que llevó durante 1749 a una guerra enconada. Las últimas tribus seri se refugiaron en Tiburón, donde vivieron relativamente aislados y consiguieron mantener su homogeneidad como grupo.

Sería en 1970 cuando el Gobierno entregara a sus descendientes 91 mil 322 hectáreas. Después de este primer paso, el 11 de febrero de 1975 les fue restituida Isla Tiburón. Dado que un decreto anterior la declaraba Area Natural Protegida, los 600 individuos que actualmente conforman la comunidad no viven de manera permanente en la isla, sino en las poblaciones continentales de Desembocadero y Punta Chueca.

Al Encuentro de Tiburón

Un estrecho canal llamado Infiernillo separa Punta Chueca de Tiburón, cuya silueta abarca todo el horizonte. A pesar de los escasos 3 kilómetros de distancia y sus 13 metros de profundidad, el canal es azotado por fortísimas corrientes marinas que unidas a la brisa hacen la navegación azarosa. Al llegar a Punta Tormenta resulta notorio que los nombres no fueron puestos caprichosamente. Cerca de la playa se sumergen en el agua pelícanos y águilas pescadoras, compitiendo por el alimento con delfines, lobos marinos y, no podían faltar, tiburones.

Por fin, ante nosotros, la isla: una porción de tierra agreste de 50 kilómetros de largo por 25 de ancho surcada por dos cordilleras, la Kun Kaak y la Menor, que confluyen en el hermoso Valle de Tecomate. Los mil 208 kilómetros de superficie encierran un mundo aparte, donde convive la herencia cultural seri y una fauna y flora excepcional.

Para descubrir tales tesoros es...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR