Jacques Diouf / Revitalizar las zonas rurales: el principio del fin de la pobreza

AutorJacques Diouf

Si pudiese fotografiar a "la pobreza", la imagen que obtendría sería la de una familia de campesinos sin tierra. Son ellos, hombres y mujeres, los más pobres entre los pobres del mundo.

Les siguen en esta triste clasificación aquellos que poseen parcelas tan pequeñas y exhaustas que no consiguen darles de comer. El valor de esta imagen reside en su claro mensaje: la tierra -o para ser más precisos, la falta de tierra- es una de las causas principales de hambre y pobreza en el mundo.

Cuesta creer que en el siglo 21 aún haya millones de hogares que viven en la miseria por falta de acceso al recurso productivo más básico, que es la tierra. Las razones de esta sinrazón tienen que ver con el valor que la tierra ha tenido a lo largo de los siglos.

La tierra es, ha sido y será un activo económico esencial en las sociedades rurales, pero su valor monetario no es el único ni el más importante para muchos millones de personas.

Para los pueblos indígenas es la base de su identidad, es su casa y la de sus antepasados, su farmacia, su lugar de trabajo y de ocio. En la mayoría de las sociedades la tierra significa poder, estatus, pertenencia a una clase social. Y para muchas mujeres es la base de su autonomía.

La tierra significa, en definitiva, pertenencia a un lugar, a una cultura. Por eso, cuando hablamos de hombres y mujeres sin tierra, hablamos de personas sin pasado, sin presente y sin futuro.

Algunas de las reformas agrarias llevadas a cabo en los últimos años han intentado ofrecer soluciones a estos problemas, con mayor o menor éxito, pero estamos lejos de haber resuelto la cuestión agraria.

Nuevos desafíos mundiales como la globalización del comercio, el éxodo masivo hacia las ciudades, la degradación del medio ambiente o los conflictos civiles (causados en muchos casos por la falta de acceso y control de los recursos naturales), demandan respuestas urgentes a nivel global.

Quedan apenas diez años para alcanzar la meta fijada por la comunidad internacional en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre en el mundo.

Sólo un renovado compromiso mundial en favor del desarrollo de las zonas rurales pobres permitirá romper el círculo vicioso de pobreza y hambre en el que viven más de 840 millones de personas en el mundo.

La FAO, con el apoyo del Gobierno de Brasil, ha decidido tomar el liderazgo en este proceso y celebrar una Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo...

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