Jaime Sánchez Susarrey / Diez preguntas

AutorJaime Sánchez Susarrey

Las 10 preguntas que Alfonso Cuarón le planteó al presidente Peña tienen sentido. Es más, si la izquierda fuera inteligente, esas son las cuestiones que debería haber esbozado. Pero no hay que pedirle peras al olmo.

Por otra parte, la estrategia del gobierno federal ha sido torpe. En las gasolineras de Pemex hay una leyenda, a favor de la reforma, que afirma que los precios de los energéticos serán más bajos. Pero al recibir la cuenta, el automovilista debe pagar el último gasolinazo.

Sin embargo, las preguntas que formula Cuarón no deben ser dirigidas sólo a Peña Nieto, sino al Estado mexicano y, en particular, a los principales partidos (PRI, PAN, PRD).

Cuarón pone el dedo en la llaga cuando enuncia la cuarta pregunta: "De la reforma aprobada derivarán contratos multimillonarios. En un país con un estado de derecho tan endeble (y muchas veces inexistente) como el nuestro, ¿cómo podrán evitarse fenómenos de corrupción a gran escala?".

La respuesta, por desgracia, no se reduce a explicaciones ni buenas intenciones. No bastará con que se tracen planes ni se diseñen "nuevas instituciones", lo cierto es que la debilidad del Estado de derecho y la corrupción son fenómenos estrechamente ligados.

Por eso la impunidad de la clase política no tiene límites. ¿Quién piensa, por ejemplo, que Moreira o Ebrard serán sancionados por los abusos que cometieron? Los moches que involucran al coordinador de los diputados panistas, y que todo el mundo sabe que son una práctica generalizada, ¿tendrán alguna penalización? La respuesta es no.

La verdad es que ni los gobiernos priistas, ni los panistas, ni los perredistas, han asumido como problema y programa la construcción de un Estado de derecho y el combate a la corrupción.

Los ejemplos sobran. Para el gobierno de EPN no es un tema relevante. Sus prioridades son el seguro y la pensión universales, que, vale precisar, ni siquiera son universales, pero serán electoralmente rentables.

Su otra prioridad está en el anuncio de los 7.7 billones de inversión en infraestructura, aunque, como en el caso del petróleo, no se cuente con mecanismos que aseguren un gasto eficiente y honesto.

Vale subrayar que la pensión universal se inspiró en el gobierno de López Obrador en el DF. Pero, a su vez, AMLO, priista rancio, hizo un recalentado del populismo echeverrista. Así qué la boucle est bouclé.

Con el PAN, las cosas no fueron diferentes. Doce años en el poder no nos legaron un mejor Estado de derecho...

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