Jaime Sánchez Susarrey/ Segundo aniversario

AutorJaime Sánchez Susarrey

No pasó de noche, pero casi. El presidente Fox se limitó a pronunciar un discurso en la sede nacional del PAN y luego emprendió su gira a Sudamérica. La Presidencia de la República, por su parte, publicó un desplegado defendiendo los logros de estos 19 meses de gobierno. No hubo nada más. Pero la verdad es que sorprende tanta mesura. En el imaginario de los foxistas y los panistas, sobre todo de los primeros, el 2 de julio es una fecha fundacional. Un parte aguas en la historia de la República y de la democracia. Ese día México habría nacido de nuevo. La democracia se habría hecho, por fin, realidad. El nuevo amanecer resplandecía en el horizonte. Una patria libre y generosa para todos. Además, como todo el mundo sabe, Vicente Fox cumplió 60 años y celebró también su primer aniversario de bodas. Pero aún así no hubo bombo ni platillo. La modestia parece haberse apoderado del gobierno de la República. Se percibe incluso cierta fatiga e irritación en el Presidente. El sainete en Yucatán lo muestra claramente. Fox está más sensible ahora que hace apenas un año. Y no es difícil entender por qué. Los resultados y los logros de su administración son magros. Pero hay algo más preocupante: no se ve cómo mejorarán las cosas en el futuro.

Un repaso somero de cada una de las áreas de gobierno arroja un saldo negativo. No hay avances sustantivos ni acciones espectaculares. La política exterior, en la que el Presidente ha invertido buena parte de su tiempo y de su esfuerzo, es un buen ejemplo de ello. Vicente Fox le compró al secretario de Relaciones Exteriores una nueva agenda internacional. La negociación de un acuerdo migratorio con los Estados Unidos es una de sus columnas vertebrales. La otra, un mayor activismo internacional que incluye una defensa sin cuartel de los derechos humanos. El giro fue radical, pero los resultados son nulos. Las negociaciones con la Casa Blanca están estancadas. Del otro lado de la frontera, nadie está dispuesto a revivir un tema que resulta extremadamente complejo y que enfrenta la oposición de un fuerte sector de la ciudadanía y de la clase política. En el corto y mediano plazo se trata de un verdadero callejón sin salida. Sólo un ingenuo, y vaya que los hay, podía suponer que un acuerdo en esta materia sería cuestión de meses. Pero el giro ya está dado y no parece haber la intención de rectificar... y del escándalo en torno de Cuba y de Fidel Castro, mejor ni hablar.

La política económica es la que, hasta ahora...

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