Jaime Sánchez Susarrey / Edomex

AutorJaime Sánchez Susarrey

No habrá sorpresas. Las tendencias son muy acentuadas. El candidato del PRI lleva una ventaja de más de 20 puntos sobre Alejandro Encinas, candidato del PRD, y el candidato del PAN tiene apenas un 15 por ciento de intención de voto. La pregunta entonces no es si ganará o no Eruviel, sino por cuántos puntos se impondrá sobre sus contrincantes.

Igualmente previsible es que el PRD clamará fraude electoral el 3 de julio. Ya han denunciado inequidad en la contienda, compra de votos, intervención de Peña Nieto y complicidad del Instituto Electoral Mexiquense. Sin embargo, la magnitud de las protestas y las movilizaciones dependerán de la distancia entre Eruviel y Encinas. A mayor margen, menores protestas y viceversa.

La noche del 3 de julio habrá, confirmados, varios ganadores y perdedores. En la esquina de los primeros estarán Eruviel, Peña, López Obrador y Encinas.

El candidato del PRI porque proclamará su victoria. Y porque todo indica que lo hará con un margen considerable (alrededor de 50 por ciento) o, cuando me- nos, con un porcentaje suficiente para que las impugnaciones de fraude no prosperen.

Peña Nieto porque habrá librado la última prueba en su carrera a la candidatura del PRI. La nominación de Ávila fue un doble acierto: eligió al personaje más popular y con un perfil independiente -no forma parte de la dinastía Atlacomulco-; pero, al mismo tiempo, mantuvo la unidad de los priistas. El desenlace de esa historia no estaba escrito en ninguna parte. La ruptura o la designación de un candidato menos popular eran posibilidades reales.

López Obrador, por su parte, jugó a las vencidas con Nueva Izquierda y Marcelo Ebrard. El marcador final es 10 a 0. AMLO reventó la alianza PAN-PRD, disciplinó a Encinas y mostró la fuerza que tiene en el interior y fuera del PRD. Fue más astuto y malicioso que sus adversarios y, ahora, se prepara para encabezar las protestas contra el fraude electoral, que explicarían la derrota el 3 de julio.

Alejandro Encinas gana perdiendo. Su lealtad a López quedó confirmada y sellada. Aseguró, de ese modo, su lugar en la pequeña corte que rodea al "rayito de esperanza" rumbo a la elección presidencial. Pero además, su desempeño fue superior al candidato del PAN y reposicionó al PRD en el Estado de México.

En la otra esquina están los perdedores: Marcelo Ebrard, Nueva Izquierda, Felipe Calderón y Bravo Mena.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México perdió por partida doble: fue incapaz de resistir la ofensiva de...

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