Jaime Sánchez Susarrey / Van cinco

AutorJaime Sánchez Susarrey

Oaxaca, Puebla y Sinaloa en 2010. Guerrero y Baja California este año. Cinco gubernaturas que, de otro modo, habrían caído bajo la aplanadora priista. La experiencia lo confirma. Las alianzas sí funcionan y han modificado radicalmente la escena política. No hay elementos para suponer un regreso inminente e imparable del PRI a Los Pinos en 2012. Los dados no están cargados ni el resultado asegurado.

Lo anterior, sin embargo, no borra un hecho innegable. La recuperación del PRI es palpable y está asociada al desencanto de la población. Muchos sectores razonan de manera directa y simple: más vale malo por conocido, que bueno por conocer. O son aún más tajantes: los priistas eran corruptos pero eficaces, los panistas también son corruptos, pero además ineficaces.

El problema, para los priistas y sus cálculos futuros, es que ésa es sólo la mitad de la ecuación. ¿La otra mitad? El rechazo al PRI sigue siendo real. No importa que se trate de electores de izquierda (PRD), de derecha (PAN) o flotantes (oscilan en cada elección). En determinado momento un grupo importante de ellos puede aglutinarse bajo un objetivo: ir contra los priistas.

Por eso las victorias en los cinco estados mencionados y por eso los resultados apretados en Hidalgo y Durango el año pasado. Por eso, también, la incertidumbre de lo que po- dría ocurrir en el Estado de México si efectivamente se fraguara una alianza PAN-PRD. Los números no mienten. Un electorado dividido a tercios genera dos efectos: a) una tendencia a la polarización en cada elección; b) que favorece a las fuerzas que traban una alianza.

Eso fue, exactamente, lo que describió y sugirió Felipe Calderón hace apenas unos meses. El "silogismo" no fue perfecto, pero sí contundente: a) el peor de los resultados imaginables en 2012 sería el regreso del PRI; b) no hay que descartar un candidato de la sociedad civil que unificase a los antipriistas; c) una elección plebiscitaria (sí o no al regreso del PRI) se traduciría en una victoria.

Perogrullo. Todo lo anterior rige para el Estado de México. Lo que suceda allí será crucial para el 2012. Quien triunfe obtendrá una ventaja estratégica. Se trata del estado con mayor número de electores, con una cantidad enorme de recursos públicos y con zonas conurbadas con la ciudad de México. Amén del impacto psicológico que tendrá hacia la elección presidencial.

Bajo ese panorama, la alianza PAN-PRD debería darse por descontada. Primero, porque todo indica que sin esa alianza ni el...

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