Jaque Mate/ Genocidio

AutorSergio Sarmiento

"Que los mortales desconfíen de las palabras, porque con las palabras mentimos y decimos paz, cuando queremos decir guerra".

W.H. Auden, Himno de las Naciones Unidas

Las palabras son como el dinero: su valor procede de la confianza. Si se devalúa el valor del dinero o el sentido de las palabras, su función como medio de intercambio se deteriora o se destruye.

La reflexión viene al cuento por la intención, cada vez más generalizada, de modificar el sentido de la palabra "genocidio". Esta tiene un significado muy claro: su raíz se refiere al homicidio de un pueblo. Es razonable su extensión, como lo hace la Convención de las Naciones Unidas para Prevenir y Castigar el Crimen de Genocidio, de 1948, a la destrucción deliberada y sistemática de grupos étnicos, nacionales, raciales o religiosos. Pero emplear la voz para describir cualquier homicidio de varias personas, aun cuando éstas tengan algún tipo de afinidad política, es destruir su significado.

El término genocidio fue acuñado -las palabras, como las monedas, se acuñan, lo que revela una vez más su similitud- a fines de la Segunda Guerra Mundial para referirse a la matanza de judíos realizada por el régimen nazi de Adolf Hitler que inequívocamente pretendía acabar con ese pueblo. Puede aplicarse también de manera correcta al intento de los serbios por destruir o desplazar al pueblo bosnio del territorio de la antigua Yugoslavia o a los esfuerzos de hutus y tutsis por eliminarse mutuamente en Burundi y Ruanda.

Sin embargo, cuando se usa para hacer referencia a la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968, como ocurre en el caso de las acusaciones presentadas en contra del ex presidente Luis Echeverría, se pierde completamente el sentido del término. La represión violenta en contra de un grupo de manifestantes puede ser éticamente deplorable y legalmente homicida, pero no se equipara a la destrucción de un pueblo.

La devaluación del término genocidio no es nueva. El proceso se inició con las acusaciones en contra de distintos militares involucrados en las guerras sucias latinoamericanas de las décadas de 1960 y 1970. La acusación, por ejemplo, se le hizo al ex dictador chileno Augusto Pinochet cuando el juez español Baltasar Garzón pretendió extraditarlo a España. Este fue también uno de los cargos que el propio Garzón presentó en contra del ex militar argentino Ricardo Miguel Cavallo, encarcelado en México en un proceso de extradición a España iniciado también por el juez español...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR