JAQUE MATE / El acoso real

AutorSergio Sarmiento

"Si todo es acoso, nada es acoso".

Marta Lamas

Toda mujer tiene una historia de acoso, ninguna queda realmente exenta. Desde que tenemos registros históricos los hombres han usado la violencia y el hostigamiento para imponer su voluntad sobre las mujeres. Las han reducido a presas de cacería sexual o a propiedad privada.

Son innumerables los relatos de manoseos en el Metro, autobuses y calles, o de acosos sexuales en centros de trabajo. Una escritora cuenta cómo un periodista le pidió sexo a cambio de una entrevista. Me muestra también cientos de mensajes anónimos de odio y acoso; presentó denuncia ante el Ministerio Público, pero la policía federal cibernética le dijo que no podía hacer nada. Están también las mujeres que duermen con el enemigo y son insultadas y vejadas de manera cotidiana por sus propias parejas.

Todos los días nos enteramos de historias de mujeres golpeadas, violadas y asesinadas. Lydia Cacho, quien ha escrito ampliamente sobre el tema y ha impulsado refugios para mujeres, escribe en Twitter: "He documentado miles de actos de violencia brutal a lo largo de 30 años de carrera. Todos los días seis mujeres son asesinadas en México por un hombre que quiere impedir que ejerzan sus libertades".

El acoso es muy serio, no se puede minimizar. Por eso mismo es importante combatirlo... pero combatir el acoso real y no la torpeza o la coquetería.

"El acoso sexual es repugnante, pero no todas las denuncias que se hacen pueden considerarse acoso", escribe Marta Lamas en Nexos. "El discurso del feminismo radical sobre el 'acoso sexual' ha generado prácticas injustas y ha erosionado el debido proceso". Eliminar la presunción de inocencia, con el argumento de que toda acusación de una mujer es válida por el hecho de proceder de una mujer, o avalar las acusaciones falsas o exageradas, solo debilita el combate contra el acoso real.

Las empresas y las instituciones deben establecer criterios y protocolos justos de actuación ante las acusaciones de acoso. Despedir a alguien porque se le acusa sin pruebas o con una historia con inconsistencias solo incentiva las acusaciones falsas y las venganzas. Una acusación de acoso es demasiado importante para aceptarla o...

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