JAQUE MATE / Arcas abiertas

AutorSergio Sarmiento

"En arca abierta hasta el justo peca".

Refrán

De nada sirve indignarse. Por supuesto que líderes sindicales como Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps, entre otros, han adquirido fortunas enormes. Lo raro sería que no. Las reglas están hechas para eso. Hasta el más honesto corre el riesgo de corromperse con ellas.

La ley permite a los líderes apoderarse de un sindicato y mantener el control durante años, décadas o toda la vida. Hay casos incluso en que el poder se hereda de padre a hijo, como en el sindicato minero de Napoleón Gómez Urrutia.

Esa misma ley hace posible que los líderes controlen los gastos de los sindicatos de manera discrecional. Los desvíos de recursos del SNTE a la maestra Gordillo se llevaron a cabo por una razón muy sencilla: porque se podía. Desde hace años era evidente que la presidenta del sindicato tenía un nivel de vida que no podían justificar sus ingresos legales. Las autoridades sólo lo "descubrieron" cuando se tomó la decisión política de hacerla a un lado. Pero esta decisión no se ha aplicado a los demás líderes sindicales que viven más allá de sus medios.

La reforma laboral aprobada el 30 de noviembre de 2012 cambió algunas de las reglas de democracia sindical y transparencia en el gasto. Se obliga ahora, por ejemplo, a que la elección de líderes sea secreta, aunque se aceptan tanto el voto directo como el indirecto (artículo 371). Los líderes deben además presentar a la asamblea "cuenta completa y detallada de la administración del patrimonio sindical" (373).

Los líderes lograron, sin embargo, que no se establecieran mecanismos externos para garantizar la aplicación de estas reglas. No hay, por ejemplo, un organismo independiente, como el IFE, que asegure que los sindicatos realmente tengan procedimientos justos y equitativos para la elección de sus dirigentes. Tampoco quedó en la ley la obligación de que los sindicatos sean sometidos a auditorías externas como cualquier empresa o institución de tamaño similar. Los líderes afirman que esto sería una inaceptable violación a la autonomía sindical, pero en realidad sólo buscan preservar sus privilegios.

Los sindicatos no son empresas o asociaciones privadas que puedan quedar libres...

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