Jaque Mate / Los héroes

AutorSergio Sarmiento

"El verdadero héroe es siempre un héroe por error, que sueña con ser un cobarde honesto como todos los demás".

Umberto Eco

Finalmente a éstos -por lo menos- se les dio un funeral de héroes. Se trata de los cinco soldados emboscados y ejecutados por sicarios en Carácuaro, Michoacán, este martes 1o. de mayo. Un día después el propio presidente de la República, Felipe Calderón, les rindió homenaje en una ceremonia en el Campo Militar Número 1 de la Ciudad de México: "Murieron como héroes -dijo- y como héroes serán tratados y serán recordados".

Otros no han tenido la misma suerte. El miércoles 2 de mayo cuatro policías fueron levantados en Santa Catarina, Nuevo León. No se ha sabido más de ellos. Cabe imaginar que ya han sido torturados y quizá ejecutados. Más tarde aparecerán sus cuerpos, tal vez con mensajes macabros. Así son las cosas en el México de hoy.

Pero a éstos no se les da trato de héroes. Todo lo contrario. Son policías, no soldados. El hecho de que hayan sido levantados y presumiblemente ejecutados los convierte en sospechosos de colaborar con el narco. No se precisan pruebas o indicios. Éste es también el México de hoy.

El presidente Felipe Calderón ha decidido hacer de su cruzada contra el narco uno de los ejes centrales de su gobierno. La estrategia ha funcionado hasta ahora en términos de relaciones públicas. Los operativos conjuntos entre las Fuerzas Armadas y la policía le han dado una buena imagen al mandatario. Resulta cada vez más claro, sin embargo, que el Presidente se ha metido en una guerra en la que el triunfo no es posible. Y esto significa que con el paso del tiempo la paciencia y la indulgencia de la población se irán deteriorando.

La muerte de los cinco soldados del 12 Batallón de Infantería es lamentable, pero más lo es el saber que su muerte ha sido en vano. Los honores a los héroes se disipan casi en el momento mismo en que termina el homenaje. No hay duelo que dure una vida, por lo menos no en el gobierno. Si el sacrificio permitiera que el país se acercara cuando menos un poco más al fin de la guerra, los familiares de estos soldados podrían aceptar su muerte con resignación. Pero esto es más difícil cuando se sabe que el sacrificio no ha servido para nada.

El problema de la lucha contra el narco es que, mientras subsista la demanda por las drogas, no se podrá alcanzar una verdadera victoria. Cada golpe contra las bandas organizadas, cada detención, cada confiscación, lo único que logra es encrespar las aguas...

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