JAQUE MATE / Año de Hidalgo

AutorSergio Sarmiento

"El cómplice del crimen de corrupción es frecuentemente nuestra propia indiferencia".

Bess Myerson

En la colonia Guadalupe Inn del sur de la Ciudad de México la reglamentación de uso de suelo sólo permite la construcción de viviendas unifamiliares de dos pisos de altura. Sin embargo, un despacho llamado Nacif Serio Arquitectos levanta en la Plaza Valverde un edificio de 11 pisos bajo la protección de un amparo de 1998 concedido a una cooperativa llamada Ciber México.

El amparo 732/98 ha sido utilizado como pretexto por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del Distrito Federal, la institución que preside el arquitecto Felipe Leal Fernández, para autorizar 74 modificaciones de uso de suelo en distintos puntos de la ciudad.

Las autoridades capitalinas dicen que el amparo permite pasarse por alto el programa de desarrollo urbano de 1997 en cualquier delegación. En caso de que así fuera, un juez podría decidir de manera personal y discrecional eliminar todo un programa de desarrollo urbano preparado por especialistas con el acuerdo de los ciudadanos. Ya no necesitaríamos ni gobierno ni funcionarios: los jueces de amparo podrían tomar todas las decisiones del país.

Sorprende que a 13 años de distancia, y precisamente en el año de Hidalgo, el último del actual sexenio, este supuesto amparo pueda utilizarse para tantas construcciones en violación al uso de suelo. Además del edificio de Plaza Valverde número 60, el amparo se está empleando para otras dos construcciones irregulares en Guadalupe

Inn y varias más en Jardines del Pedregal, donde también sólo puede haber vivienda unifamiliar de dos pisos. En uno de estos predios se está edificando, de hecho, un centro comercial.

Es imposible no pensar mal. No he tenido oportunidad de leer el amparo, pero es cuando menos sospechoso que un juez otorgue una protección legal para que cualquier empresa pueda construir lo que se le antoje en cualquier lugar sin sujetarse a los reglamentos en vigor. Los amparos deben servir para proteger a los individuos de los abusos de la autoridad, no para evitar el cumplimiento de leyes y reglamentos por parte de empresas.

Los amparos se conceden a un individuo: no se pueden vender, regalar o endosar. Si bien...

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