Jaque Mate / Intolerancias

AutorSergio Sarmiento

"La ira y la intolerancia son enemigas de la comprensión".

Mohandas Gandhi

Si nuestros políticos fueran realmente tolerantes, no tendríamos que llegar a este 1o. de septiembre en la situación de incertidumbre y tensión que estamos sufriendo.

El presidente Vicente Fox podría ofrecer la primera rama de olivo. Los legisladores perredistas se quejan de que la decisión de quitarles la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, lo cual habría permitido que un perredista respondiera el Informe presidencial, los privó de una oportunidad para entablar un diálogo: para decirle al Presidente lo que supuestamente nadie se atreve a expresarle.

Pero esto se resolvería si el Presidente simplemente se presentara a las cinco de la tarde en San Lázaro para escuchar las posiciones de los partidos políticos, incluido el PRD. No hay un impedimento formal en la ley para ello. Sólo lo impide la intolerancia. Pero el gesto tendría un enorme valor para la normalización de las relaciones entre poderes en nuestra cada vez más maltrecha República.

Los perredistas podrían también entender que nada se gana con pegar de gritos en el Congreso o con impedir que el presidente de la República pueda subir a la máxima tribuna de la nación a leer un mensaje tradicional. Por el contrario, esta actitud simplemente envenena el ambiente y puede generar represalias similares en las entidades donde el PRD tiene el gobierno. Peor aún, las interpelaciones y los actos de fuerza no hacen sino recalcar esa imagen de partido violento que tanto daño le ha hecho al PRD a lo largo de su historia.

Lo lógico sería que los legisladores escucharan el mensaje del Presidente, no con ciego asentimiento y aplausos, por supuesto, pero sí con el respeto que cualquier persona educada le debe a cualquier otra y con la tolerancia que supuestamente debería ser característica de un partido realmente de izquierda democrática.

¿Por qué es tan difícil hacer esto? Nuestros políticos siempre culpan a los miembros de los partidos rivales de todas las disputas. Pero la verdad es que la cerrazón al diálogo campea en este caso en los dos bandos.

Lo peor de todo es que somos nosotros, los ciudadanos, quienes estamos pagando los sueldos de los políticos, y el costo gigantesco de todo el sistema electoral y gubernamental, pero sin obtener los beneficios que debiéramos conseguir de esto.

Parece absurdo que en un momento en que los políticos debieran estar empeñados en hacer reformas que nos permitieran...

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