JAQUE MATE / Ley mordaza

AutorSergio Sarmiento

"La ley es una telaraña que detiene a las moscas y deja pasar a los pájaros".

Anacarsis

En los países realmente democráticos nadie se preocupa de que el Presidente o el primer ministro hagan pronunciamientos políticos. El que en México hayamos tenido una tormenta porque el Presidente se refirió a una encuesta de opinión en una reunión privada nos revela el grado de perversión al que nos ha llevado la ley electoral.

El jueves 23 de febrero el presidente Felipe Calderón hizo alusión en una reunión privada con consejeros de Banamex a una supuesta encuesta que mostraba a Josefina Vázquez Mota a sólo cuatro puntos de distancia del priista Enrique Peña Nieto. Independientemente de que la cifra no corresponde a las encuestas serias que conocemos, por lo que habría que preo-cuparnos en qué encuestas se gasta el dinero la Presidencia, lo realmente inquietante ha sido ver a los priistas rasgarse las vestiduras y afirmar que el Presidente está interviniendo de manera indebida en la elección presidencial.

Pretender que el Presidente no pueda citar una encuesta en una reu-nión privada es llevar el ánimo de censura a un nivel inaceptable. No hay razón para pensar que esa alusión pudiera cambiar el rumbo de la elección. Las protestas de los priistas no revelan más que un afán de colocarse en un papel de víctimas.

El problema es que con la ley electoral no hay forma de saber si realmente las declaraciones del Presidente puedan ser consideradas una falta por parte de los consejeros del IFE y los magistrados del Tribunal Electoral. Ya en la elección del 2006 los magistrados apuntaron que el entonces presidente Vicente Fox había puesto en riesgo la elección por hacer declaraciones que no habrían sorprendido a nadie en un país democrático. Si consideramos que el Tribunal Electoral y el IFE han sancionado a un boxeador por llevar un logotipo del PRI en los calzoncillos en una pelea en Estados Unidos, y que una sala regional decidió que esto era motivo para anular una elección municipal mientras que la sala nacional decidió que eso no ameritaba la anulación de la elección estatal, no deberíamos sorprendernos si ahora alguien decide que el presidente Calderón no puede citar una encuesta en una reunión privada.

La culpa no es necesariamente de los consejeros o de los...

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