JAQUE MATE / México profundo

AutorSergio Sarmiento

"Quizá la ley no pueda hacer que alguien me ame, pero puede impedir que me linche, y eso para mí es bastante importante".

Martin Luther King, Jr.

Los videos son espeluznantes y las descripciones testimonios del peor salvajismo. Es difícil pensar que un grupo pueda asesinar a golpes a un ser humano o quemarlo vivo. La saña parece no tener límites.

He escuchado muchas justificaciones sobre los linchamientos: que si son una expresión del hartazgo de la sociedad ante la ineficacia del Estado, una forma de justicia popular, una recuperación de los usos y costumbres o de la bíblica ley del talión, una expresión de un nuevo Fuenteovejuna que castiga a los delincuentes que el gobierno deja impunes.

Un caso tras otro, sin embargo, revela que los linchamientos suelen ser más bien salvajes homicidios de inocentes. El último ejemplo es el de Ajalpan, Puebla, donde dos jóvenes encuestadores, los hermanos José Abraham y Rey David Copado Molina, fueron asesinados a golpes y sus cuerpos quemados por una turba. La multitud los acusaba de haber jaloneado a una niña; pero Gustavo Lara, el presidente municipal de Ajalpan, me dice que los encuestadores se identificaron con credenciales y que la propia niña negó haber sido agredida. De poco, sin embargo, les valió su inocencia.

Los casos se multiplican. El 22 de septiembre en San Juan Chamula, Chiapas, fueron linchados Alejandro Pérez Velasco y Miguel López Sántiz por supuestamente querer robarse un vehículo. Resultó después que sólo querían recuperar un auto vendido que no había sido pagado, pero el propio comprador incumplido azuzó a la turba. El 16 de octubre un hombre y una mujer fueron golpeados salvajemente por una multitud en Río Grande, Zacatecas, por supuestamente haber tratado de robar una motocicleta. El hombre falleció.

Cómo olvidar el linchamiento de tres policías federales que realizaban un operativo de investigación en San Juan Ixtayopan, en la delegación capitalina de Tláhuac, el 24 de noviembre de 2004. Uno de los agentes pudo ser rescatado con vida; pero los otros, golpeados durante horas sin que nadie se atreviera a intervenir, fueron quemados vivos. En la historia también está el caso de San Miguel Canoa, Puebla, donde el 14 de septiembre de 1968 tres trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla fueron acusados de comunistas...

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