Jaque Mate / Reforma fiscal

AutorSergio Sarmiento

"Los pensamientos peligrosos son aquellos por medio de los cuales se trata de llevar a la práctica el sentido común".

Riunosuke Akutagawa

Tenemos un sistema fiscal complejo, injusto e ineficiente. Nuestros impuestos son tan altos que ahuyentan la inversión y contribuyen a generar la pobreza terrible que agobia a nuestro país. Se ensañan de manera casi exclusiva en un grupo pequeño de contribuyentes cautivos: empresas, trabajadores y empleados en el decreciente sector formal de la economía. Prodigan con inaudita generosidad exenciones, excepciones y deducciones que permiten una multimillonaria elusión fiscal a los más ricos: a quienes pueden pagar mejores abogados y contadores. Dejan, además, en absoluta libertad de evadir impuestos a un sector informal que representa entre un 25 y un 50 por ciento de la economía.

Todo el esfuerzo sirve para recaudar solamente un 12 por ciento del producto interno bruto: entre la mitad y un tercio que otros países del mundo. Ante esta realidad las promesas de nuestros legisladores de dedicar, por ejemplo, el 8 por ciento del producto interno bruto a la educación se convierten en simples mentiras.

La reforma más urgente que necesita nuestro país es la fiscal. Pero hasta ahora los intentos para construirla han fracasado. El gobierno del presidente Vicente Fox ofreció una propuesta en el 2001, pero no iba mucho más allá de aplicar un elevado IVA de 15 por ciento a medicinas y alimentos. El Congreso respondió con una reforma todavía peor, que cobraba impuestos especiales y de lujo y volvía más complejo e inoperante el sistema. No sorprende que los nuevos impuestos no hayan aumentado significativamente la recaudación.

Hoy una nueva camada de diputados puede ayudar a construir un sistema fiscal más justo, simple y eficiente. Otros países del mundo han mostrado cómo hacerlo. Nuestros más fuertes competidores industriales han entendido que para recaudar más y mejor no se necesita tener tasas altas. China y Corea del sur, por ejemplo, tienen un impuesto sobre la renta para empresas del 20 por ciento y recaudan más que nosotros. Irlanda se convirtió en el mayor milagro económico europeo al reducir el gravamen sobre las empresas del 40 al 12.5 por ciento y eliminar virtualmente todas las deducciones, exenciones y excepciones; como consecuencia se cuadruplicó la recaudación y se promovió más inversión. Rusia, que se encontraba sumida en un verdadero pantano hacendario, ha bajado su tasa del impuesto sobre la renta al 13...

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