Jaque Mate/ Popocatépetl

AutorSergio Sarmiento

"Estamos bailando en un volcán".

Conde de Salvandy (1796-1856)

Para alguien como yo que creció en el sur de la Ciudad de México en los años cincuenta y sesenta, cuando todavía quedaba algo de esa antigua "región más transparente del aire", el Popocatépetl era una presencia familiar, amable, incluso reconfortante. La "montaña humeante" nunca hizo honor a su nombre, nunca fue una presencia amenazante.

Este pasado lunes por la noche las dramáticas imágenes de televisión que mostraron a todo el país la primera erupción en cinco siglos del Popocatépetl sorprendieron a muchos de los que crecimos ante la larga presencia pacífica del volcán. La innegable belleza de la erupción, añadida al hecho de que el estallido no generó una tragedia de proporciones mayores, permitió que nos hiciéramos conscientes de los riesgos de vivir en una zona volcánica sin dejar de sentirnos identificados con esta tierra que el escritor británico Malcolm Lowry describió en su novela cumbre Bajo el volcán.

La erupción del Popocatépetl se convirtió en la primera prueba de fuego del gobierno de Vicente Fox en un desastre natural. Y cabe reconocer que el sistema funcionó bien.

Las autoridades federales no se confiaron -como lo hicieron las jaliscienses antes de las explosiones del sector Reforma de Guadalajara en 1992- y ordenaron desde el fin de semana la evacuación de las zonas de mayor riesgo. Mucha gente se oponía a abandonar sus precarias viviendas y escasas propiedades. Si el volcán no hubiera hecho erupción, se habrían levantado voces cuestionando el "apresuramiento" de la Secretaría de Gobernación. Pero el estallido del lunes por la noche nos recordó los riesgos reales de mantenerse en las cercanías del volcán.

La erupción del Popocatépetl fue en buena medida benigna. Incluso funcionó como vacuna. Fue lo suficientemente fuerte para enfatizar los peligros, pero no tanto que se tradujera en tragedia. Si no hubiéramos tenido una erupción, mucha gente habría insistido en que nunca hubo peligro real. Si la erupción hubiese tenido la fuerza de, por ejemplo, el estallido del volcán Santa Helena de los Estados Unidos de 1980, hoy estaríamos contando miles de muertos y estaríamos escuchando demandas para encontrar a culpables políticos. El gobierno de Vicente Fox pudo así, en esta emergencia atenuada, pasar con buenas calificaciones su primera prueba de fuego.

La experiencia de los últimos días sirvió también para mostrar las fortalezas relativas del nuevo gobierno en el campo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR