Jean Paul Sartre: Una presencia perenne

AutorCristina Yavar

Sartre muere el 15 de abril de 1980 a las veintiún horas en la cama que ocupaba en el Hospital Broussais en París. El diario Libération le consagra toda la primera plana con el titular: "Jean Paul Sartre ha muerto", como quien lanza un grito. "El inmenso Sartre ocupó el siglo como lo hicieron Voltaire y Victor Hugo los suyos... el que fue desde hace 40 años de todas las escrituras, de todos los combates". "Con él desaparece uno de los raros hombres verdaderamente libres de nuestra época, uno de los únicos hombres honestos en el seno de una época turbia e impotente", anuncia el diario Le Matin. El escritor Jean d'Ormesson lo declara en el periódico Le Figaro "el último de los maestros del pensamiento francés".

La prensa extranjera también transmite la noticia.

Primera página y fotos en The New York Times y The Washington Post. El diario Izvestia en Moscú habla del "escritor, filósofo y polemista célebre". En Roma, el presidente Sandro Pertini se refiere a él como "una de las voces más influyentes y de las más originales de la conciencia francesa para los más altos valores de justicia y de libertad". En Brasil, Jorge Amado declara: "El más importante de la posguerra, el que ha ejercido la más grande influencia sobre el mundo de hoy en día". Desde Tokio, su traductor, el profesor Takeshin Ebisaka comenta a su vez: "Acaba de morir un gigante... él encarnó el siglo XX, no solamente por su obra sino por su actitud ante la vida". En el Vaticano, Atenas, Londres, Venezuela, Jerusalén, El Cairo, Pekín, Belgrado, Varsovia, Buenos Aires, Madrid, Budapest, periodistas e intelectuales toman y retoman la palabra para decir y repetir emoción, pena, conciencia de la pérdida que representaba la desaparición del "activista de la libertad".

Sartre marcó su época y la sigue marcando, suscitando, aun 20 años después de su muerte, polémicas, publicaciones y comentarios. La estatua de Sartre ha sido muchas veces atacada a martillazos. Hoy, a 20 años de su muerte, se le visita como a un monumento. Cada uno buscando a "su" Sartre, depositando sus ofrendas en tal o cual lugar del edificio (el compromiso, el teatro, la novela, la filosofía, las mujeres...) (cf. Magazine littéraire, No. 384, febrero 2000). Veinte años después, los errores del filósofo y los extravíos del escritor no son obstáculo para una reflexión seria alrededor del que, como ningún otro, ha marcado el siglo XX.

Sartre es el único de su generación que invirtió en todos los géneros, es el que saturó el espacio literario y cultural de su tiempo. Se impuso en la escena...

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