Jeffrey Sachs/ Fallas en los mercados de capital

AutorJeffrey Sachs

Los mercados de capital funcionan bien si los inversionistas entienden las corrientes futuras de ganancias de las posibles inversiones y entonces canalizan el ahorro a las más prometedoras. El legendario financiero Warren Buffett examinaba cuidadosamente los prospectos de largo plazo de las compañías y hacía elecciones correctas gran parte del tiempo. Muchos inversionistas, sin embargo, se enfocan en las inversiones de corto plazo que piensan que otros inversionistas encontrarán prometedoras, en lugar de enfocarse en los prospectos a largo plazo. Con algo de suerte, los resultados de ambas actitudes son los mismos. Pero los mercados danzan con demasiada frecuencia al ritmo de los caprichos y las ilusiones, si no al del fraude total.

Hemos visto por lo menos cuatro tipos de accidentes en tiempos recientes. El primero es el pánico, tipificado por la fuga de inversionistas de Asia del este en 1997. Los inversionistas abandonaron de pronto la región, no porque se estuviera colapsando, sino porque otros inversionistas huían. Como la salida de un estadio que se convierte en una trágica estampida, el pánico financiero resultó en la falla de muchas inversiones que valían la pena cuando los préstamos fueron retirados.

El segundo tipo de accidente es la burbuja, como la que hundió a Japón en 1990 y a las dot.com estadounidenses el año pasado. Las burbujas empiezan con unas cuantas noticias buenas básicas, como las proezas manufactureras de Japón en los años 80 y los avances en internet de Estados Unidos en los 90, que se exageran más allá de lo imaginado. Los fondos fluyen eufóricamente a sectores favorecidos; durante un tiempo, los precios de los activos se elevan por los cielos. Los inversionistas tempranos hacen una fortuna, atrayendo a otros inversionistas. Eventualmente, los participantes tardíos pierden, comprando a precios máximos para sólo ver sus inversiones desmoronarse.

El tercer tipo de accidente es el peligro moral, cuando los inversionistas son indiferentes a la rentabilidad fundamental de una inversión porque esperan ser salvados por el Gobierno o el FMI si algo extraño sucede. En 1998, los

inversionistas vertieron su dinero en Rusia no por la fuerza básica de esa economía, sino por la confianza de que Washington los rescataría. Recientemente, los inversionistas mantuvieron sus arriesgados valores de pesos argentinos (a pesar de las astronómicas tasas de interés) pues creían que el FMI proveería nuevos préstamos de emergencia.

El...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR