Jesús Silva-Herzog Márquez / La nimiedad del espionaje

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Hace unos días el New York Times publicó una lista de las mentiras del presidente Trump. Todas sus mentiras cubriendo la sábana completa del diario. Con letra pequeñita, una breve descripción del engaño y su refutación. Resulta que no ha habido día, desde que llegó a la Casa Blanca, en que no haya mentido. El hombre tiene una seria aversión a la verdad. Miente cada que abre la boca. Los defensores de Trump no se esfuerzan ya en desmentir a la prensa. Han sugerido, es cierto, que ellos tienen "hechos alternativos" que no necesitan comprobación. Pero recientemente han esgrimido un nuevo argumento: las palabras del Presidente son irrelevantes frente a las acciones del Presidente. Hablemos de lo que hace el gobierno, no lo de lo que dice el gobernante. La prensa se obsesiona con los dichos para olvidarse de los hechos. Esto es lo que debe importar: lo que el gobernante hace, lo que decide, lo que provoca. No lo que grita en un discurso o lo que tuitea a la mitad de la noche.

Sugerir que el discurso es políticamente irrelevante implica que puede trazarse una frontera clara entre el hacer y el decir. Que en política lo dicho corre por un camino distinto a lo hecho. Que la expresión pública es un insignificante entretenimiento de palabras, mientras que la acción política es cosa seria: un hacer que produce efectos. A diferencia de lo que sucede en la mecánica: la palabra es parte esencial del oficio político. Quien repara el coche puede ser un profesional extraordinariamente competente y, al mismo tiempo, muy incapaz de comunicarle al cliente la naturaleza del desperfecto y las complejidades de la compostura. Su labor es reparar el coche y ya. Los remiendos de la política son otra cosa porque exigen comunicación. No puede haber reparación sin justificación; no importa solo el acto, es necesario comprender el sentido del acto. En la correspondencia entre palabra y acción se cimienta la confianza. La palabra es el gran recurso del poder: convoca, orienta, castiga, intimida. Se manda con palabras. Por eso importa lo que el político dice.

Importa lo que dice Trump. En la cortedad de su vocabulario, en sus insultos y en su narcisismo, en su desprecio por los hechos y la ciencia, en la simpleza de su maniqueísmo se condensa su autoritarismo. Importa también lo que dice Enrique Peña...

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