Jesús Silva-Herzog Márquez / Crítica y soberbia moral

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Aprecio que Andrés Manuel López Obrador haya ofrecido disculpas por los comentarios que hizo recientemente. Es un gesto poco frecuente y, en lo que me toca, lo agradezco. Al mismo tiempo, confieso que me parece un tanto desconcertante porque no siento que me haya ofendido por la calificación de mis ideas ni por el juicio que emitió sobre mis posiciones públicas o mi condición fifí. No encuentro en ninguna de esas lanzas, razón para la ofensa. El desacuerdo no es intolerancia. No es intolerante repudiar las aberrantes expresiones racistas y misóginas del presidente del PRI. El vocabulario trumpiano de Enrique Ochoa es inaceptable y es rasgo de salud que haya despertado una condena generalizada. Tampoco creo que haga daño el aderezo de la burla. La polémica es rasposa y bien nos caería aceptar pimienta en las controversias. Debo agregar que, en el México de la barbarie, es una frivolidad decir que la crítica a un crítico ponga en peligro la libertad. Lo que amenaza la libertad de expresión en México son las balas, no los tuits.

La reacción de López Obrador es otra cosa: el autorretrato de un caudillo que imagina en toda discrepancia una conspiración; una buena muestra de su convicción de que el cuestionamiento anida en la perversión moral de esos críticos que están al servicio de la mafia del poder. Solamente secuaces de los mafiosos podrían dudar de su proyecto. López Obrador sigue convencido de ser la encarnación del bien. En eso no parece haber cambiado. Si los relojes han de ajustar sus manecillas con el reloj de Greenwich, nuestra brújula moral ha de sintonizar con el proverbial dedito de López Obrador. En su juicio está la fuente del bien y ahí radica igualmente la condena. Vale decir que es un dedo caprichoso. Lejos de ser un fierro en la piedra, su juicio moral se acomoda al viento. Hace unos meses, Andrés Manuel López Obrador describía al Partido Encuentro Social como un órgano al servicio del régimen. Advertía que era moralmente inaceptable una alianza con ese partido. Lo decía enfáticamente: "Por congruencia, es mi punto de vista, no podemos marchar junto con esos partidos, me refiero, para ser preciso al PRI, PAN, PRD, Verde, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social y Nueva Alianza". Encuentro Social formaba parte de la mafia. Remataba así: "el fin no justifica los medios. No...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR