Jesús Silva-Herzog Márquez / Reflejos y decisión

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Las elecciones de julio llaman a una reacción del gobierno federal. El gobierno está obligado a responder de manera clara a una votación que le arrancó una base importante de respaldo en el Congreso. Si el grupo presidencial pedía quitarle freno al cambio, los electores pisaron firmemente ese pedal. Es indispensable repensar el camino a seguir. Después del castigo, y a la mitad del camino sexenal, parece indispensable la redefinición de las alianzas, un reajuste en el equipo, la precisión de proyectos asequibles para el último trecho. Vicente Fox ha reaccionado a la decisión de los votantes y ha tomado un par de decisiones relevantes. Si la política se compone en buena medida de reflejos y resoluciones, en estas horas recientes hemos visto una reconfiguración política relevante. Respondiendo velozmente a las interpelaciones de las circunstancias y decidiendo un camino en la disyuntiva del presente, Vicente Fox ha actuado. ¿Cuál es el sentido de esta actuación?

El reflejo fue inmediato. Las elecciones no eran asunto suyo. Yo no fui candidato, respondió velozmente. Los votantes se pronunciaron sobre partidos tan ajenos a mí como los libros de la literatura finlandesa, sugería Fox. El segundo reflejo fue una continuación de ese arrebato. Ante la pregunta sobre los posibles errores de su administración en el primer tramo del gobierno, el presidente Fox respondió sorprendentemente que no había cometido errores. Ninguno. El Presidente describía el gobierno que los ciudadanos acababan de golpear electoralmente como un gobierno perfecto, encabezado por un hombre incapaz de equivocarse. Esa fue la segunda reacción del presidente Fox: después del porrazo, posar como gobernante infalible. El Presidente se finge hermoso después de que le acaban de dar una paliza. El gesto además de ridículo, representa el impulso de exilarse de la realidad y tomar asilo en la complacencia de sus buenas intenciones. No es un reflejo inédito. Con mucha frecuencia, el Presidente ha dado muestras de esta propensión. El y su mujer quieren todo lo bueno para México, fueron electos por el pueblo de México para impulsar el proyecto de El Cambio pero las fuerzas del pasado se lo impiden, los pesimistas lo critican y los medios de comunicación lo golpean. Y ahora, hasta los ingratos electores le dan la espalda. Don Vicente no ha cometido errores. Son los otros quienes se han empeñado en hacerlo fracasar.

De esa reacción instintiva brotan dos decisiones fundamentales. La primera...

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