Jorge Alcocer V. / Cédula de Identidad

AutorJorge Alcocer V.

El jueves pasado, al clausurar un foro sobre seguridad pública, organizado por María Elena Morera, el presidente Peña Nieto dijo: "Y, finalmente, la Clave Única de Identidad (...) quiero hacer un compromiso serio y firme en este tema para que revisemos la viabilidad presupuestal, o la viabilidad económica de un proyecto de esta naturaleza que, sin duda, permitiría que cada mexicano contara con una Cédula Única de Identificación (sic). Aquí dejo indicaciones al Secretario de Gobernación para que encabece los trabajos de revisión de este tema, con participación de las agrupaciones que trabajan por la seguridad, de los consejeros ciudadanos que forman parte del Consejo Nacional de Seguridad Pública, y de instancias del propio Gobierno de la República y de otras entidades, para revisar el mecanismo que nos permita acometer este gran objetivo...".

Al tema de la Cédula de Identidad y del Registro Nacional Ciudadano me he referido, a lo largo de varios años, en este y otros espacios. Participé en la reforma electoral de 1990, en la que se convino el surgimiento de ese Registro y del instrumento de identidad plena. Hace casi 25 años que está pendiente de hacer realidad lo que dispone el artículo 36 de la Constitución; a partir de 1993 la credencial para votar del IFE (ahora INE) ha suplido, con virtudes y defectos, la Cédula de Identidad, que en el sexenio pasado Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, intentó hacer realidad, destinando al efecto recursos millonarios, como ha informado Reforma en diversas notas recientes.

En el primer semestre de 2007 fui asesor externo de Gobernación en el tema; con un grupo multidisciplinario formulamos las bases para transitar de la credencial para votar a la Cédula de Identidad. El asunto fue retomado con motivo de la reforma electoral de ese mismo año, el entonces senador Manlio Fabio Beltrones propuso al presidente Felipe Calderón la creación del Registro Nacional de Identidad, como organismo autónomo; el michoacano rechazó la idea y el proyecto se mandó al archivo, hasta que Gómez Mont lo retomó.

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