Jorge Alcocer V. / CETU

AutorJorge Alcocer V.

Los impuestos, dice Perogrullo, se imponen. Al gobierno, agrego, cabe exigir que cumplan algunas reglas: que sean proporcionales al ingreso del contribuyente; que sean equitativos, es decir, que en relación a la base para su cálculo no sean confiscatorios, o atenten contra la fuente misma de tributación; que sean generales, pues no se vale que, en igualdad de condiciones, unos paguen y otros no. Mucho ayuda que sean fáciles de calcular. Se entiende que las empresas requieran contadores en número y capacidad profesional acordes al importe de sus ventas, lo que no es admisible es que cualquier persona que labora por cuenta propia requiera, casi a fuerza, pagar a un contador que le calcule sus impuestos y formule las declaraciones de pago.

En México los impuestos son numerosos, complicados e ineficientes. Todos pagan el Impuesto al Valor Agregado, y los asalariados el Impuesto Sobre la Renta; el propietario de una casa o terreno paga el Impuesto Predial; si tiene coche paga el Impuesto Sobre Tenencia o Uso de Vehículos. Las cosas se complican para quienes realizan actividades profesionales o empresariales por cuenta propia, pues entonces cada mes hay que presentar una declaración por el IVA y otra por el ISR, y luego otra por el cierre del ejercicio fiscal. Además de los impuestos antes enunciados, las empresas son causantes del Impuesto al Activo, del Impuesto Sobre Nóminas, de impuestos especiales, según su giro de actividad, a los que deben agregarse el pago de las cuotas del IMSS, el INFONAVIT y el SAR, que para todos los efectos son como impuestos adicionales.

En México el sistema de administración de impuestos asemeja un enorme queso gruyer, con hoyos por todos lados, por los que se fuga buena parte de lo que debería recaudarse. Se estima que más del 35 por ciento de lo pagado en la cadena del IVA no llega al fisco; en el Impuesto Sobre la Renta priva la evasión (millones no pagan nada) y la elusión (millones eluden pagar lo debido). Quienes cumplen religiosamente son los contribuyentes cautivos, a los que el IVA se les cobra oculto en el precio de cada mercancía y sus patrones les retienen el Impuesto Sobre la Renta. La evasión es generalizada en la economía informal, mientras que la elusión es una ciencia oculta que dominan las grandes empresas.

La pregunta es por qué no se hace nada para arribar a un sistema tributario que sea proporcional, equitativo, general, y también simple. La respuesta es que nadie quiere pagar el costo político...

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