Jorge G. Castañeda / No se pudo y ¡aguas!

AutorJorge G. Castañeda

A propósito del gabinete, recuerdo una conversación que tuve con Calderón en otoño del año pasado en un salón del Four Seasons en el Distrito Federal. Gracias a la gestión de Paco Medina, amigo común, me reuní con Calderón con un propósito específico: pedirle que en sus deslindes frente a Fox sobre el tema del gobierno de coalición se abstuviera, si lo consideraba posible, de mencionar mi inclusión en el gabinete de Fox (y también la de Adolfo Aguilar Zinser) como ejemplo de lo que no quería hacer. Comenté a Calderón que no compartía su idea del gobierno de coalición pero que ese desacuerdo era perfectamente normal para dos personas con ideas propias; en cambio, me parecía un recurso fácil e injusto mencionarme a mí como contraejemplo. Me respondió -sé que con amabilidad y creo que con afecto- que no era ésa su intención y que no volvería a suceder. Pero también me preguntó por qué no estaba de acuerdo con la idea de la coalición. Subrayo que todo esto tuvo lugar antes de que Calderón ganara la candidatura del PAN. Le respondí que la idea de un gobierno de coalición es propia de un régimen parlamentario; que yo era partidario de un régimen híbrido: semiparlamentario-semipresidencial, pero que mientras no lo tuviéramos no consideraba posible actuar como si existiera.

Pasó el tiempo, Calderón obtuvo la candidatura, ganó el 2 de julio y venció en la batalla postelectoral. En algún momento, ante la insistencia de Calderón de construir un gobierno de coalición y la pregunta de un medio, me permití repetir lo que había dicho: no creía factible un gobierno de coalición por razones conceptuales -las que expuse- y por razones políticas. En efecto, el propio Calderón nos comentó a varios amigos, después de las elecciones, algo que después todo el mundo supo pero que en ese momento sólo él con su conocimiento detallado del resultado electoral concluyó: el PAN había arrasado en las elecciones legislativas en el norte del país, en los estados gobernados por priistas modernos, susceptibles de apoyarlo entrando a un gobierno de coalición con un proyecto común. Eso significaba que esos gobernadores que podían asociarse a Calderón carecían de los votos "bajo el brazo" que el ya Presidente electo consideraba el fruto más deseable de un gobierno de coalición. Y en cambio, los gobernadores priistas de estados donde el PRI tuvo un buen resultado, no se veían proclives a la alianza con el PAN. Incluso un colaborador cercano de Calderón me reclamó que por qué...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR