Jorge Ramos Ávalos / El derecho a no dejarse

AutorJorge Ramos Ávalos

Se vale quejarse. Se vale no estar de acuerdo con la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que se negó a invalidar la elección presidencial en México del 1o. de julio. Se vale protestar y resistir. Y se vale buscar todas las formas posibles para oponerse al priista Enrique Peña Nieto. Pero es preciso hacerlo de una manera no violenta, inteligente, democrática y ejemplar.

En ojos de millones de mexicanos, el Tribunal Electoral decidió que sí se puede ganar con trampa una elección presidencial en México y así le dio a Peña Nieto el triunfo en las pasadas elecciones. El problema es que la decisión no aclaró muchas sospechas que aún quedan sobre la imparcialidad y legitimidad del proceso. Eso dejó a México dividido.

El presidente del Tribunal, José Alejandro Luna, dijo que "se considera jurídicamente improcedente acoger la pretensión de la coalición (Movimiento Progresista) de anular las elecciones". Los siete magistrados del Tribunal no encontraron pruebas suficientes de irregularidades que pudieran modificar el resultado final. Pero lo que ellos no vieron sí lo han visto, y muchas veces, otros mexicanos.

Ahí están las miles de tarjetas de débito repartidas con la intención de comprar votos. Y ahí están también todos los comerciales de televisión que hizo durante años Peña Nieto, cuando era gobernador del Estado de México, para promover su imagen y su campaña a Los Pinos. Algunos de esos comerciales los hizo su actual esposa, Angélica Rivera. El gasto es en decenas de millones de dólares.

Lo que es obvio y evidente para millones de mexicanos -las tarjetas y los comerciales- no lo fue para los jueces del TEPJF. Por eso las acusaciones de que tomaron partido, de cinismo y de poco rigor legal. Imposible saber si la compra de votos y la campaña televisiva fueron determinantes en el resultado del 1o. de julio. Pero está claro que hubo trampa.

Ante estos abusos electorales, muchos mexicanos ya no quieren decir "ni modo". Esa fue la respuesta típica por más de medio siglo. Pero, afortunadamente, nuestra cultura política ya no la acepta más. La pregunta, entonces, es ¿qué hacer?

En mis tres décadas como periodista me ha tocado cubrir muchas elecciones en el continente con resultados confusos y cuestionados. Y esto nos puede dar un idea sobre qué hacer con el caso mexicano.

Estuve en Colombia cuando acusaron al presidente Ernesto Samper de haber ganado la elección de 1994 con 6 millones de dólares del narcotráfico...

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