Jorge Ramos Ávalos / El fin del encierro

AutorJorge Ramos Ávalos

A mis compañer@s de REFORMA:

¡Fuerza!

Es en tiempos de crisis cuando

más se necesita del periodismo.

Tengo miedo. Como todos. Mientras no haya una vacuna o un tratamiento efectivo contra el coronavirus, salir de casa es un riesgo. Pero a pesar de que siguen aumentando los contagios y los muertos, el mundo está reabriendo. Poco a poco.

En cada país es distinto. Pero en todos lados hay una enorme presión para ponerle fin al encierro. Hay familias que llevan más de dos meses en casi total confinamiento. Pequeños y grandes negocios están esperando la autorización de los gobiernos para abrir sus puertas. Y solo en Estados Unidos más de 36 millones de personas han perdido sus empleos en dos meses.

Pero haríamos bien si recordáramos la canción Despacito de Luis Fonsi. "Las consecuencias pueden ser muy serias" si abrimos las actividades sociales y económicas demasiado rápido en Estados Unidos, dijo el doctor Anthony Fauci en el Senado vía teleconferencia. "Mi preocupación es que empezaremos a ver pequeños picos de infección que se transformarán luego en contagios masivos".

En EU hay más muertos y contagiados que en cualquier otra parte del planeta. Y se está abriendo muy rápido. Si quitamos la zona metropolitana de Nueva York, el resto del país no ha logrado aplanar la curva de contagios, según un análisis de AP. A pesar de esto, el presidente Trump ya está cantando victoria. "Hemos enfrentado este momento y hemos vencido", dijo en una ceremonia en la Casa Blanca. Pero eso no es cierto. No hay victoria cuando ya tienes más de 85 mil muertos por el virus y habrá decenas de miles más. Trump ignoró las primeras señales de la pandemia y ahora estamos pagando las consecuencias. El 54 por ciento de los estadounidenses cree que el gobierno está haciendo un mal trabajo en el manejo de esta crisis.

Llama la atención lo primitivo de nuestra respuesta al virus. Es casi lo mismo que hicieron en la Edad Media con la peste bubónica. Encerrarse en sus casas y distancia social. Es lo más básico. Sobre las plagas no hay remedios milagrosos ni grandes avances tecnológicos en casi siete siglos. Enfrentamos la pandemia igual que los europeos en el siglo XIV.

"En el año de nuestro Señor de 1348, la plaga mortífera irrumpió en la gran ciudad de Florencia, la más bella de las ciudades italianas", escribió Giovanni Boccaccio en El Decamerón sobre la peste que se transmitía por una...

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