Jorge Ramos Ávalos / El presidente de los muertos

AutorJorge Ramos Ávalos

Dudo mucho que cuando la gente pregunte por Felipe Calderón, luego que deje el poder, digan que fue el presidente del empleo, como prometió en la campaña electoral del 2006. Lo que la gente va a decir es que Calderón fue el presidente de los muertos. Muchos muertos.

¿Cuántos? Imposible de contabilizar con absoluta exactitud. Basados en cifras del gobierno, los medios de comunicación hablamos de aproximadamente 65 mil muertos en el sexenio calderonista. Pero son más. La revista Proceso publicó una investigación independiente que calculó 88 mil 361 muertos de diciembre de 2006 a marzo de este año. Y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) contó un total de 95 mil hasta el quinto de los seis años de gobierno de Calderón.

Cualquiera que sea la cifra correcta, es inaceptable. No se puede llamar exitosa ninguna estrategia contra el narcotráfico, en ningún país del mundo, que deja más de 65 mil muertos. Los muertos describen un gigantesco fracaso, incompetencia y hasta simple tontería.

¿Nadie pensó que algo iba mal cuando pasaron de los mil muertos? ¿Qué tal cuando pasaron de 10 o 20 mil asesinatos? El presidente Calderón no corrigió el rumbo. Por el contrario siguió con la estrategia equivocada y el número de muertos continuó creciendo. Por eso son los muertos de Calderón. Y por eso a su partido, el PAN, le fue tan mal en la pasada elección. Fue, en parte, un voto de castigo.

Su gobierno insiste en que muchos de los muertos son delincuentes. Cierto. Pero muchos no lo son. Si los 65 mil muertos hubieran sido en su mayoría narcotraficantes y criminales, no quedarían delincuentes en México.

La realidad es que no hay familia mexicana que no haya sido tocada por un asesinato, un secuestro, un robo o el miedo. Los mexicanos perdieron sus calles y lugares públicos. Y perdieron también la ya poca esperanza de que la policía y las autoridades pudieran protegerlos. La impunidad impera. El 98.5 por ciento de los delitos en México quedan impunes, según un estudio del Tecnológico de Monterrey. Por eso las víctimas tampoco denuncian los actos delictivos. ¿Para qué?

Aquí no estoy dudando de la valentía de Calderón al enfrentar a los narcotraficantes. Desde luego que se necesita mucho valor para pelear contra los peores criminales mexicanos, armados con pistolas y rifles norteamericanos, y dispuestos a enviar su mercancía a cualquier costo al insaciable mercado de drogas en Estados Unidos. Lo que estoy cuestionando aquí es la inteligencia de...

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