Jorge Suárez-Vélez / Cuidado con el Peso

AutorJorge Suárez-Vélez

López Obrador parece siempre pendiente del tipo de cambio. Desde su perspectiva, la fortaleza del Peso es un endoso de los mercados internacionales del desempeño de su gobierno. Esto es parcialmente cierto.

El comportamiento de nuestra moneda se puede atribuir más a la debilidad del dólar, ante un cambio radical en las expectativas a fines del año pasado de que en 2019 la Reserva Federal incrementaría varias veces la tasa de interés. Dada la fuerte caída de la Bolsa en diciembre, la Fed cambió el mensaje y el dólar perdió atractivo. Los instrumentos de deuda en Pesos se volvieron el destino predilecto de inversionistas globales que vendían bonos en dólares. Ofrecen una alta tasa (8.25%), la calificación crediticia (BBB+) de México está dos niveles arriba de la frontera de Grado de Inversión, y el mercado del Peso es uno de los más profundos y líquidos del mundo. Además, su estabilidad abarata el costo de las coberturas.

Muchos inversionistas piden prestado en Estados Unidos al 2% e invierten esos recursos en Pesos al 8%. Por meses, esa transacción ha sido la más rentable del mundo en su tipo. Por eso hay 2.1 millones de millones de Pesos de instrumentos de deuda mexicana en manos extranjeras, 10% del PIB. ¿Qué haría que esos recursos se vayan? Dos respuestas saltan a la vista: que las calificadoras nos bajen la calificación, o que el tipo de cambio se mueva por factores exógenos, como la amenaza de aranceles de Trump.

México goza de la segunda calificación de crédito más alta en América Latina después de Chile. En ésta, sin duda, contribuye el mensaje de disciplina fiscal que ha reiterado este gobierno. México tiene una reputación bien ganada por el manejo ortodoxo de sus finanzas públicas, y eso nos da credibilidad con las calificadoras. Sin embargo, a éstas les preocupa Pemex y se han manifestado sorprendidas por la cancelación del aeropuerto.

En estricto sentido, en una economía de más de un millón de millones de dólares, una inversión de "ocho mil millones" como Dos Bocas, o el costo de cancelar el aeropuerto, son lujos aritméticamente posibles, pero envían señales alarmantes. Es una locura tirar dinero en una refinería que Pemex no necesita y además hacerla en un sitio que no tiene sentido, cuando esos recursos podrían usarse para explorar y...

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