Jorge Suárez-Vélez / Fast Forward, no Rewind

AutorJorge Suárez-Vélez

Hace ocho meses que un virus microscópico detonó una crisis sanitaria y económica que cambió la trayectoria de la humanidad. El desenlace final es incierto, pero ya sabemos que, a pesar del tremendo impacto, habrá países que aprovecharán la crisis para hacer cambios que sólo ésta vuelve posibles.

La pandemia ha sido un elocuente recordatorio de asignaturas pendientes: hay que invertir en sistemas de salud pública sólidos, pues es imposible construirlos de la noche a la mañana, cuando se enfrentan emergencias sanitarias. La inversión pública en investigación científica no es un lujo, es una necesidad existencial. No importa qué tan sofisticados sean los sistemas de salud en los países industrializados, si no cerramos la brecha con los países en desarrollo, todos estamos en riesgo. La destrucción del medio ambiente hace que la tierra nos recuerde con creciente contundencia que sólo somos sus invitados y que espera nuestro respeto. Si seguimos devastando áreas naturales, asumiremos costos crecientes -en lo económico y en vidas humanas- por pandemias y fenómenos meteorológicos cada vez más graves.

Una crisis así apresura un montón de tendencias que ya empezaban, es como un botón de fast forward. En lo geopolítico, aceleró el inminente conflicto entre Estados Unidos y China, y confirma la ineptitud de gobiernos populistas. Trump podría ser la primera víctima, y no será la última. Los procesos de digitalización han avanzado en semanas lo que se creía tomaría años. Esto incidirá en mayor productividad, y acelerará procesos de automatización y robotización que comenzaban. Se volvió invaluable que una máquina no requiera cuarentenas ni sea susceptible de contagio. La pandemia también acelera la transición hacia energías renovables. Vemos un avance incontenible de políticas ambientalistas que se manifestarán en exigencia hacia industrias y gobiernos que tendrán que lograr mucho más.

La enorme pérdida económica y el colosal estímulo fiscal y monetario, al que han tenido que recurrir los gobiernos de los países más sensatos, provocará enorme presión fiscal. En Estados Unidos, por ejemplo, el déficit del gobierno este año podría ser casi 19 puntos del PIB. Regresar a un equilibrio fiscal razonable será un desafío no menor. El reto será hacer más...

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