Jorge Volpi / Cuántos

AutorJorge Volpi

No contar a los muertos. No repetir una cifra. No escandalizar, no regodearse con la insospechada dimensión de la catástrofe. El funcionario responsable de diseñar la estrategia contra la pandemia en México quizás tenga razón en este punto -aun si se ha equivocado en tantos-: no habría solo que contar a los muertos, sino pronunciar sus nombres, repasar sus vidas, saber cómo y en qué condiciones han muerto. Aprender de lo que les ha sucedido. Tiene razón: decir que son 100 mil, aunque probablemente sean 250 mil, es enmascararlos detrás de un número redondo que nos fascina o encandila por un atavismo ancestral, que no nos los devuelve y nos impide rememorarlos.

Solo que contar muertos -y casos: un millón que acaso sean muchos millones- es justo lo que él y la institución a su cargo han debido hacer desde que empezó la pandemia, puesto que es el único modo de saber qué nos ocurre y qué medidas tomar para frenar o disminuir contagios y fallecimientos. Sí, tendríamos que honrar las vidas perdidas -en mi caso, la más cercana, hasta el momento, la del poeta Sandro Cohen- y no dejar que sean un grano de sal que se pierde en la tormenta, pero la mejor manera de hacerlo es justo contando minuciosamente muertes e infecciones para tener un panorama certero que nos permita desplegar las herramientas para acotarlas.

Porque si no contamos -si nos resistimos a contar, si contamos sesgadamente o contamos solo cuando nos conviene-, como se ha hecho en México a lo largo de estos arduos meses, seguiremos a ciegas, titubeando y trastabillando, errando una y otra vez tanto en el diagnóstico como en las acciones ante esta enfermedad que no da tregua. Y, por desgracia, la estrategia seguida en nuestro país -y solo moderada en la capital- ha sido justo la de no querer contar fielmente, la de resistirse a tener números precisos.

Pasado este tiempo, aún no tenemos explicaciones de esta estrategia indefendible: desde el inicio se nos advirtió que no se multiplicarían las pruebas, se nos dijo que no era necesario, que bastaba con aquilatar indicios y sospechas. Contradiciendo todas las indicaciones internacionales, se decidió que contar, que contar correctamente, no valía la pena. Bastaba con adivinar, con predecir a partir de unos cuantos datos, siempre, eso sí, alegando...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR