Jorge Volpi / Un plan esquizofrénico

AutorJorge Volpi

Primero reconozcamos el desastre: México es, hoy, un cementerio. Desde diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón lanzó la guerra contra el narco, acumulamos 220 mil muertos, entre 30 y 70 mil desaparecidos y un número incalculable de desplazados. Se trata de la mayor catástrofe humanitaria desde la Revolución. Nada, en estos 12 años, ha funcionado. Pese a los engaños y la manipulación de dos administraciones -y sus aliados en los medios- una amplia mayoría de la sociedad mexicana al fin se ha dado cuenta cabal de ello. La prueba son las recientes elecciones, que no solo fueron un castigo a la corrupción e ineficiencia, sino a este horror.

AMLO fue elegido con el mandato de cambiar radicalmente las políticas -y la narrativa- de sus predecesores. Al presentar esta semana su plan de seguridad, el esperado viraje no ha ocurrido. Hay que aplaudir su diagnóstico: un reconocimiento explícito del fracaso de la estrategia punitiva empleada hasta ahora. En su lugar, el Plan Nacional de Paz y Seguridad busca atacar las causas de la violencia -en particular la desigualdad-, revisar la absurda prohibición de las drogas -con cierta timidez- y establecer una justicia transicional que permita avanzar en el proceso de reconciliación.

"Es necesario abandonar la visión autoritaria y el uso de la fuerza como estrategia", apunta en su proemio. "Es indispensable formular nuevos paradigmas de seguridad nacional, interior y pública, prevención del delito, procuración e impartición de justicia, restablecimiento del estado de derecho y reinserción de los infractores". Justo lo que la sociedad esperaba oír. Lo extraño -lo grave- es que, a partir de ahí, pareciera como si, en vez de tener una visión unificada sobre cómo formular esos nuevos paradigmas, el texto mezclara torpemente dos ideas contradictorias y excluyentes.

En sus primeros siete incisos, apreciamos una lógica renovadora que apunta a resolver las causas de la violencia y a instaurar una nueva narrativa del conflicto, cuyos postulados parecen emanar de la próxima Secretaría de Gobernación, mientras que, en su apartado final, más cercano tanto a la Secretaría de Seguridad Pública como al Ejército y la Marina, reinserta una perspectiva idéntica a la empleada hasta ahora: la militarización como alternativa única frente a la violencia. Los defensores del Plan insisten en...

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