Jorge Volpi / El ruido y la furia

AutorJorge Volpi

Ruido, ruido y más ruido. Volveremos de esta pausa primaveral, de esta tersa calma y este entrañable silencio, para sumergirnos de lleno en el estruendo de la campaña electoral. Lo sabemos: la democracia es el peor sistema político, con excepción de todos los demás, sólo que la nuestra es ya, como tantas otras, la democracia de los gritos. En el ideal griego, ésta significaba el culmen de la civilidad: ciudadanos que competían con distintas propuestas y ciudadanos que las escuchaban atentamente antes de decantarse por una u otra. No sabemos si este ideal llegó a verificarse alguna vez, lo más probable es que, igual que hoy, los candidatos se arrebatasen la palabra, se vapuleasen entre sí y que el digno ejercicio político terminase en zafarrancho.

Entre nosotros, el estruendo ha empezado a contaminar ya todos los medios: imposible ver la televisión o escuchar la radio sin que cada pocos minutos nos veamos interrumpidos por una avalancha de spots que oscilan entre lo inane, lo obsceno y lo mendaz. Todos los partidos hacen promesas vagas o imposibles -algunos directamente falsas-, se regodean en frases hechas que nada significan, atacan a sus adversarios -sobre todo, como es natural, al partido en el gobierno- sin ofrecer ninguna alternativa, ocultan sus propios pecados y balbucean ideales que nunca han abrazado. Imposible que alguno de esos anuncios le sirva a un ciudadano para tener elementos con los cuales dirigir su voto.

Si en las ondas hertzianas no hay sino ruido, en las redes sociales solo hay ruido y furia: además de tener que tolerar a los candidatos de cada partido y a sus dirigentes, tenemos que soportar a sus hinchas -cada vez más enardecidos y violentos- y a legiones de bots dedicados solo a apabullar con descalificaciones y calumnias a sus rivales. Nada más lejano de la sofisticada plaza pública imaginada por los griegos: nadie dialoga, nadie discute, todos se muestran rabiosamente convencidos de sus propias posiciones y no hacen otra cosa que eviscerar a quienes consideran enemigos personales solo porque no comparten sus ideas. Facebook convertido en el sitio donde reafirmar gozosa y ferozmente la propia ideología y Twitter, en el matadero donde poner en práctica las artes del acoso y la guerrilla. ¿Qué...

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