Jorge Volpi / El troll y el trolley

AutorJorge Volpi

En el que acaso sea el experimento mental más célebre de la filosofía, nos corresponde imaginar una escena propia de un thriller: un excéntrico villano ha amarrado a cinco personas a una vía férrea. Por fortuna, tú estás cerca de la palanca que podría desviar al tranvía, sólo que al hacerlo lo dirigirías hacia donde se encuentra una persona sola, igualmente maniatada. ¿Qué harías en tal caso? La respuesta a esta pregunta, así como al sinnúmero de variantes derivadas de este ejercicio, ha dado lugar a una disciplina entera, conocida como Trolleología (por trolley, el inglés para tranvía), encargada de discernir un sinfín de problemas morales.

En otro de los escenarios, tenemos al mismo grupo de personas amarradas a la vía, pero la única manera de detener al tranvía consistiría en arrojar de un puente a un gordo -el experimento no es políticamente correcto- que, con su peso, detendría a la maquinaria (y perecería en el intento). Éste es, quizás, la escena más parecida al mundo en el que Donald Trump ha colocado al gobierno mexicano: o nos decidimos a arrojar al gordo a las vías (encarnado en nuestro caso por miles de migrantes centroamericanos) o nos arriesgamos a que el tranvía (convertido en aranceles a los productos mexicanos) nos aplaste (es decir: destruya nuestra precaria economía y, con ello, millones de empleos).

Con sibilina maldad, Trump, el Gran Troll, nos ha colocado frente a esta irremediable disyuntiva moral: o nos deshacemos de los migrantes que quieren atravesar nuestro territorio (y recibimos, además, a los que Estados Unidos deportará en las próximas semanas) o nos veremos abocados a una sanción que desequilibrará por completo a nuestro país. Se trata, pues, tanto de un chantaje clásico como de una elección moral -y política- también clásica. ¿Qué ha de prevalecer, el bien de los nacionales frente al mal de los extranjeros? ¿El bienestar de millones de mexicanos frente a las vidas de cientos de miles de centroamericanos?

La respuesta no es sencilla. Por ello, lo primero que debe resaltarse es la vileza de Trump -y de todo el gobierno republicano de Estados Unidos, así como de quienes por apatía no se levantan en su contra- al colocarnos en esta lamentable posición. ¿Por qué tendríamos que elegir nosotros, los...

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