José Woldenberg / Una nebulosa más

AutorJosé Woldenberg

En torno al 97 aniversario de la Constitución se generó una miniburbuja de opinión llamando a la confección de una nueva. Ilustra de manera inmejorable algunas de las taras de nuestra discusión pública: se detecta un o unos problemas, se plantea un horizonte normativo nebuloso pero supuestamente virtuoso y entramos en un debate sin demasiados pies en la tierra. No sería la primera vez y me temo que no será la última.

Cierto, nuestra Constitución es inarmónica, expansiva (contiene disposiciones que deberían estar en leyes e incluso en reglamentos), inmensa, inaplicable en algunas de sus disposiciones, y súmele usted. Pero, ¿es deseable y posible substituirla por una nueva, lo que supondría un nuevo Congreso Constituyente? Una analogía barata: si una casa tiene goteras, los circuitos eléctricos estropeados y varias habitaciones parecen haber sufrido los estragos de un bombardeo, es posible que todos se encuentren malhumorados. Pero, es probable que algunos quieran reparar los desperfectos, otros tirar la casa y edificar una nueva y unos más incluso sustituirla por un edificio. Todo se vale, pero los que proponen derribarla y construir algo nuevo por lo menos tienen que decir cómo quedaría la nueva vivienda. No solo encandilar con la promesa de "lo nuevo".

Para responder si es deseable, quienes plantean una nueva deben colocar los caballos antes que la carreta: explicar qué dejarían y qué quitarían de la actual o si empezarían de cero. ¿El régimen de gobierno seguiría siendo presidencial o pasaríamos a uno parlamentario o quizá a uno semipresidencial? ¿Si fuera presidencial, qué facultades ejercería el Ejecutivo y cuáles el Legislativo? ¿El Judicial se parecería al actual o vamos a elegir a los jueces como algún ocurrente ha propuesto? ¿Federalista o centralista? ¿Con qué facultades para los distintos órdenes de gobierno? ¿Y en materia de derechos individuales? ¿Y los laborales y agrarios? ¿Y...? Las respuestas ilustrarían -primero- si pueden incorporarse al marco actual o realmente requieren de un Constituyente.

Luego, solo si esas y muchas otras preguntas fueran contestadas, podríamos saber si es deseable la nueva Constitución. Evaluar sus virtudes, sopesar sus promesas. Y seguramente cuando se enunciaran por el partido, grupo o individuo que las promueva, aparecerán las posiciones en contrario, los matices, los recovecos. Recordemos que es relativamente fácil construir reacciones en negativo ante cualquier norma, institución o realidad. El...

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