José Luis Lezama/ Biopiratería

AutorJosé Luis Lezama

Las Patentes son una nueva versión

de la colonización, de muchas maneras,

similar a la que tuvo lugar hace 500 años.

Es interesante que aún en aquellos tiempos

cuando Colón y otros aventureros se lanzaron

a los mares, iban también armados con hojas

de papel llamadas por ellos Patentes, lo cual

daba a los aventureros el poder de reclamar

como propiedad los territorios que encontraran

en cualquier parte del mundo que no estuviera

bajo el dominio de los príncipes cristianos blancos.

Vandana Shiva

Una nueva forma de colonialismo ha nacido al amparo de los nuevos desarrollos de la ciencia y la tecnología. La base de este colonialismo no es el dominio de los vastos territorios, de la fuerza de trabajo y de los recursos naturales de los sitios conquistados, como ocurrió en el siglo XVI cuando las potencias europeas de la época se volcaron hacia las ricas tierras de América, Africa y Asia. El nuevo colonialismo busca apropiarse de la materia viva y de la riqueza genética de los ahora empobrecidos territorios del Tercer Mundo. Allí se encuentra alrededor del 50 por ciento de todas las especies de plantas y animales conocidas. Toda especie animal o vegetal que no haya sido explotada o conocida por las nuevas potencias coloniales y por las grandes corporaciones transnacionales, es susceptible de ser convertida en propiedad privada, por medio de una Patente extendida por las autoridades respectivas y ratificadas por las organizaciones como la Organización Mundial del Comercio o la Unión Europea. Este mecanismo legal mediante el cual individuos, instituciones y corporaciones reclaman derechos de propiedad sobre la materia viviente se remonta a principio de los años ochenta cuando, finalmente, la General Electric obtuvo de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos un veredicto favorable para registrar ante la Oficina de Patentes (Patent and Trademark Office: PTO) de ese país, un microbio devorador de petróleo creado en 1971 por la microbióloga Ananda Mohan Chakrabarty y utilizado para remover los derrames originados en los accidentes de los buques petroleros. La Suprema Corte argumentó que aquellas formas de vida creadas en laboratorio, por los diversos métodos de la ingeniería genética, podían obtener una Patente y recibir las regalías correspondientes. Entre 1985 y 1987 la PTO declaró legal patentar todas aquellas formas de vida vegetal y animal creadas o alteradas en laboratorio.

Mediante el mecanismo de los derechos de propiedad intelectual...

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