José Luis Lezama / Sueño y pesadilla americana

AutorJosé Luis Lezama

La Ley de Migración publicada el 25 de mayo no era sólo demanda de los migrantes y de quienes defienden su causa. Era sobre todo urgente necesidad para instituir el Estado de Derecho en un ámbito particularmente precario de nuestro orden social y, potencialmente, corregir la desastrosa situación en la que transcurre la vida e integridad de las personas que transitan por territorio mexicano en su búsqueda por acceder a una parte, por mínima que sea, del llamado "sueño americano"; sueño que para el migrante es más bien una pesadilla, calificada ya en el ámbito internacional de holocausto y tragedia humanitaria.

No es para menos si nos referimos a los 11 mil migrantes secuestrados entre abril y septiembre del 2010 (20 mil al año), según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por las bandas criminales que operan en una nación que se precia de moderna y civilizada. Asesinatos, secuestros, trabajos forzados, servidumbre sexual impuesta a las mujeres migrantes y violaciones a los derechos fundamentales de hombres, mujeres y niños hacen palidecer por su crudeza diversos actos contra la vida y la dignidad humana cometidos en distintos lugares y momentos de la historia internacional.

Organizaciones de la sociedad civil han cuestionado algunos aspectos de la ley, destacando la autorización al Instituto Nacional de Migración (INM) para efectuar operativos y verificaciones domiciliarias que pudieran derivar en actos de violencia inconstitucionales contra la población migrante. En Estados Unidos, tal y como lo documenta Jorge Bustamante, a pesar de la existencia de la Cuarta Enmienda de la Constitución de ese país, que prohíbe cateos y detenciones domiciliarias sin orden judicial, éstas tienen lugar como una práctica recurrente en toda la unión americana, llevándose a cabo actos de violencia contra importantes segmentos de la población latina, especialmente de origen mexicana, sospechosa de residencia indocumentada.

La creación de la ley era una condición necesaria para la protección de la seguridad y la salvaguarda de los derechos de quienes transitan por territorio mexicano, extranjeros y nacionales, pero no es suficiente. Lo más importante es su puesta en práctica y la vigilancia de su observancia. Por ello resulta crucial la moral de los hombres, las instituciones y la autoridad encargados de llevar a los hechos el nuevo marco jurídico. Esto resulta fundamental en México, en un contexto de alta criminalidad, de pérdida de control...

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