José Luis Lezama / Sexo y protesta

AutorJosé Luis Lezama

La anécdota la refiere el filósofo Peter Sloterdijk en su libro Crítica de la razón cínica (UMP, 2001: xxxvii), y tuvo lugar en 1969. A su regreso a la patria añorada tras el largo exilio, Theodor Adorno se encontró con algunas sorpresas. Por una parte, las ácidas y maliciosas críticas de la derecha alemana, que lo acusaba de instigar a los estudiantes a la rebelión; por otra, los propios estudiantes, a quienes supo trasmitir con agudeza y eficacia las armas de la crítica, le mostraban una abierta hostilidad. Adorno escribió un día a su amigo Samuel Beckett, haciéndolo partícipe de su asombro y decepción por los severos cuestionamientos a los que era sometido por algunos jóvenes, quienes percibían una merma en su espíritu crítico. El clímax de las protestas universitarias en su contra llegó cuando un día, un grupo de estudiantes mujeres se paró frente a él, impidiéndole llegar al pódium desde el cual dictaría su cátedra, y en señal de desaprobación por lo que consideraban las posiciones políticas conservadoras del profesor Adorno, le mostraron sus senos desnudos, lanzándole a la vez pétalos de flores a su rostro estupefacto. Adorno no pudo expresar palabra y salió despavorido de la escena de la protesta. No fue la fuerza desnuda lo que hizo enmudecer al filósofo, sino la fuerza de lo desnudo, comenta Sloterdijk al referirse en su libro a este insólito episodio.

Lo que en ese momento pareció una extraña y quizá extravagante forma de ejercer la crítica, hoy día amenaza con volverse práctica común, al borde casi de la normalidad. Mostrar el cuerpo desnudo como arma política se ha vuelto a tal punto práctica recurrente en la lucha por la plaza y la escena pública, que algunos grupos se han visto en la necesidad de experimentar con métodos más "radicales" de la protesta, por medio del cuerpo y algunas formas de la sexualidad. Es éste el caso del autodenominado grupo Fuck For Forest (FFF), que deambula por las calles de Berlín recolectando firmas y dinero y efectuando, sin muestra alguna de culpa o pudor, relaciones sexuales en las plazas, lugares públicos y espacios simbólicos de la ciudad. Los activistas del FFF desean llamar la atención y hacer conciencia en el público sobre la destrucción de la naturaleza y la necesidad de salvar al planeta, mediante el shock visual y moral que pudiera desencadenar la representación pública de un acto que es propio del ámbito de la intimidad.

Con métodos más austeros, interpelando al mismo orden moral, el...

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