José Luis Lezama/ Población y porvenir

AutorJosé Luis Lezama

Por los tiempos en los que la cristiandad iniciaba la construcción de lo que más tarde sería el mundo occidental, precisamente en ese territorio en el que geográficamente Oriente y Occidente se separan, la población mundial fluctuaba alrededor de los 200 millones de seres humanos. Esta era una cifra bastante más grande que los 10 mil cazadores y recolectores que poblaban el mundo al finalizar el periodo glacial. Dieciséis siglos tuvieron que pasar de la era cristiana para que, allá por los tiempos en los que Shakespeare moría, la población del planeta se duplicara, llegando así a los 500 millones de habitantes. Doscientos años más tarde, al despuntar la Revolución Industrial y emerger propiamente la modernidad, el mundo amanecía con sus primeros mil millones de habitantes. El mundo moderno no sólo significó innovación y cambio permanente, sino también aceleración, masificación y pasión por los grandes números. En poco más de 150 años la población mundial se triplicó, llegando allá por los inicios de los años sesenta a los 3 mil millones de seres humanos. Este incremento sorprendente de la población de la primera etapa del mundo moderno palidece, no obstante, ante el veloz tránsito de 3 mil a 6 mil millones de habitantes registrados en 1999.

Los seres humanos poseemos la virtud de constituir la más ávida de las especies vivientes en términos de consumo de alimentos y energía. El paso del hombre en la tierra no sólo se traduce en desarrollo de ideas, sueños y esperanzas sino, sobre todo, en una capacidad inmensa de modificación de la base material que lo sustenta. La aparición de la ciudad emerge como la primera fuerza productiva organizada que economiza la relación con el mundo natural. Fue desde sus inicios la negación más sistemática y efectiva de la naturaleza. La llegada del periodo industrial multiplicó este potencial transformador del hombre sobre su ambiente, particularmente del habitante de la ciudad. Desde 1950 la economía global aumentó cinco veces en tamaño y el ingreso global per-cápita 2.6 veces. Economía y población han crecido sobre un mundo finito de recursos naturales, recordando al mundo que el fantasma del hambre previsto por Malthus, emerge de nuevo como una amenaza sobre millones de pobladores del mundo en esta nueva era que parece arrancar con el cambio de milenio. La ciencia y la tecnología no resuelven el problema de la desigualdad y de la distribución de la riqueza. Por otra parte, han dado muestras de una capacidad...

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