Entrevista / José Mariano Beltrame / 'Un error, militarizar la seguridad'

AutorAlberto Armendáriz

Corresponsal

RÍO DE JANEIRO.- En Brasil se le conoce como el sheriff de Río. Es que desde que José Mariano Beltrame asumió en 2007 la Secretaría de Seguridad del Estado de la ciudad, ha logrado devolverle a Río el apodo de Cidade Maravilhosa que estaba perdiendo tras varias décadas de violencia del narcotráfico y criminalidad que la estaban volviendo ingobernable.

Salido de las filas de la Policía Federal, especialista en inteligencia y ex jefe de la división local de Interpol, Beltrame, de 55 años, aceptó el desafío del gobernador Sergio Cabral de transformar Río, y para ello llegó con un plan claro, transparente y audaz bajo el brazo; algo que, según él, hoy le falta a México en su lucha contra el narcotráfico.

Para desarticular el poder de las bandas de narcotraficantes que se habían adueñado de las favelas en los morros cariocas, Beltrame diseñó una nueva política de seguridad que preveía la reconquista de los territorios ocupados, primero con una fuerte y decidida demostración de fuerza -liderada por el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE)-, y luego mediante la instalación permanente de comisarías comunitarias, llamadas Unidades de Policía Pacificadora (UPPs).

Desde el establecimiento de la primera comisaría de este tipo, en la favela de Santa Marta, en 2008, ya se han levantado 26 UPPs, más de la mitad de las 40 que se instalarán hasta 2014, cuando Río será el escenario de varios partidos y la final del Mundial de Futbol de Brasil. Para entonces, dos años antes de que la ciudad reciba los Juegos Olímpicos, se estima que habrá desplegados unos 12 mil 500 policías comunitarios, la mayoría de ellos, jóvenes recién egresados de la academia y con una nueva concepción de la seguridad.

Los frutos de la "política de pacificación" ya están dando resultados notables: la tasa de homicidios calculada cada 100 mil habitantes bajó de 39.5 en 2007 a 26.6 en 2011; la de asaltos, de 552.3 a 412.5; la de robos de vehículos, de 77.5 a 35.9; mientras que las muertes de civiles -supuestamente narcotraficantes- en enfrentamientos con la Policía ("actos de resistencia") cayó de mil 330 en 2007 a 523 el año pasado, y la de policías abatidos en conflicto descendió de 32 a 12. Las únicas cifras que van en alza son las de agentes estatales presos por corrupción o formación de milicias, que pasaron de 24 en 2007 a 158 el último año, con un pico de 250 encarcelados en 2009.

¿Cuál ha sido el mayor reto en estos años en que cambió la seguridad en...

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