José Woldenberg / El mundo del trabajo, ausente

AutorJosé Woldenberg

Leo en Reforma: en la Secretaría del Trabajo se encuentran registradas 3 mil 262 organizaciones: 2,699 sindicatos, 519 federaciones y 44 confederaciones. Solo el 9 por ciento de los trabajadores está afiliado en algún sindicato (18-IV-17). Sé que la noticia pasará desapercibida, que no merecerá mayores comentarios. Ello es reflejo de la pérdida de centralidad de los sindicatos y en consecuencia de la escasa importancia que en el debate público tienen los asuntos relacionados con el mundo del trabajo. ¿Por qué sucede esto si millones de mexicanos habitan ese mundo?

Los datos oficiales nos dicen que 91 trabajadores de cada 100 no se encuentran organizados, es decir, carecen del instrumento capaz de defender de manera colectiva sus intereses y de colocar en alguna mesa de negociación sus necesidades. Uno a uno "tienen que rascarse con sus propias uñas" porque su falta de organización les impide ejercer a plenitud los derechos "consagrados" en la Constitución y la Ley Federal del Trabajo. A cien años de una Carta Magna que garantiza el derecho a la sindicalización y la contratación colectiva, solo 9 de cada cien trabajadores ejercen -en teoría- el primer derecho e imagino que un porcentaje aún menor el segundo. Esto último merece una explicación.

Repito: solo 9 de cada 100 se encuentran nominalmente sindicalizados. Y escribo "nominalmente" porque se sabe que un buen porcentaje de ellos forman parte de "sindicatos" cuya misión es vender protección a las empresas, estableciendo contratos colectivos registrados ante las autoridades, sin el conocimiento de los trabajadores. Otro porcentaje de los afiliados forman parte de muy pequeños sindicatos de empresa cuyo peso relativo es más bien escaso y su poder de negociación exiguo. Y otro porcentaje forma filas en agrupaciones en las cuales las rutinas de la participación han sido desterradas y pequeñas camarillas "representan" a los trabajadores sin su consentimiento. Ahí se encuentra una de las claves para comprender por qué el peso político de las agrupaciones obreras es tan precario.

Recuerdo, no sin cierta nostalgia, cómo hace más de cuarenta años la Tendencia Democrática de los Electricistas encabezada por Don Rafael Galván planteaba la necesidad de reestructurar al sindicalismo para que la voz de los trabajadores fuera escuchada. Era menester organizar a los desorganizados...

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