José Woldenberg / Lo que va de ayer a hoy

AutorJosé Woldenberg

Hace exactamente 30 años, en 1985 por si se le dificulta la aritmética, el país se encaminaba, como hoy, a unas nuevas elecciones federales concurrentes con algunas elecciones locales. Y como hoy, la elección en el terreno federal sería solo de la Cámara de Diputados. Casi todo ha cambiado. De los partidos que entonces compitieron solamente subsisten dos (PRI y PAN), varios perdieron su registro (PPS, PST, PARM, PRT, PDM) y otros se integraron a procesos de fusión con otras organizaciones (PSUM y PMT). Eran todavía los tiempos del partido hegemónico, es decir, de un sistema no competitivo y los comicios los organizaba la Comisión Federal Electoral, integrada por representantes de los poderes públicos (Ejecutivo y Legislativo) y los partidos políticos. Era presidida por el secretario de Gobernación y no existía tribunal alguno para recurrir las resoluciones de la CFE.

La Cámara de Diputados se integraba con 400, 300 de mayoría simple y 100 de representación proporcional. Todos los gobernadores y todos los senadores eran del PRI. No existía credencial de elector con fotografía ni boletas foliadas, ni consejeros no partidistas en los consejos electorales en los diversos niveles (nacional, local, distrital), ni sorteo para elegir a los funcionarios de casilla ni listas de electores entregadas a los partidos, ni la cantidad de espacio en radio y televisión que hoy explotan ni un financiamiento público tan vasto, ni fiscalización de los recursos de los partidos a pesar de que ya recibían dinero estatal ni monitoreo del comportamiento de los noticiarios de radio y tv, tampoco existía un servicio civil de carrera, es decir, funcionarios profesionales estables, el cómputo oficial se hacía una semana después de los comicios y la calificación la realizaban los presuntos ganadores constituidos en Colegio Electoral (la llamada autocalificación), y el ritual se cumplía sin demasiado dramatismo.

No obstante, los partidos opositores apostaban a ir incrementando su presencia, a socializar sus reivindicaciones, a denunciar las grandes y pequeñas triquiñuelas a lo largo del proceso, a implantarse en el territorio nacional, a hacer públicos sus diagnósticos y programas, en una palabra, a convertirse en parte del paisaje nacional para desmontar un sistema de partido hegemónico. Eran los terceros comicios federales luego de la reforma política de 1977 y existía la...

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