José Woldenberg / Violencia contra las mujeres

AutorJosé Woldenberg

El indigno atentado contra Ana Gabriela Guevara, senadora de la República, volvió a poner en el foco de la atención pública el preocupante tema de la violencia contra las mujeres. Un episodio lamentable pero que por desgracia no resulta excepcional. O lo fue porque afectó a una figura pública apreciada, pero todos los días se reproducen agresiones similares que quedan impunes. Decir no a esos abusos que son delitos no basta y ojalá se extienda la costumbre de denunciarlos para que los victimarios sean sancionados. Porque no existe mejor acicate para que se sigan cometiendo esos ataques que la impunidad de la que, en la mayoría de los casos, gozan los agresores.

En un clima en el que la violencia parece ir al alta, fruto de la expansión del crimen organizado y también de su utilización como recurso político, pareciera que la fuerza empieza a ser un recurso para "resolver" problemas, roces o litigios entre las personas. Como si las barreras éticas y legales se encontraran más que erosionadas y como si el expediente de la violencia fuera contemplado con un dejo de naturalidad. A pesar de ello, y por fortuna, fue claro que muchos resortes se activaron en contra de la agresión que sufrió la senadora y por extensión de la que son víctimas millones de mujeres.

En una Encuesta Nacional, presentada y analizada por Patricia Galeana y Patricia Vargas Becerra, bajo el título Géneros asimétricos. Representaciones y percepciones del imaginario colectivo (UNAM, 2015), que es parte de la colección Los mexicanos vistos por sí mismos, nos enteramos que el 88.1 por ciento de los mexicanos creemos que dentro de las familias mexicanas hay violencia. El 86.9 por ciento de los hombres y el 89.3 de las mujeres. Es decir, hay una percepción más que extendida de que ese nefasto fenómeno existe y no es marginal, sino central en la vida familiar.

No obstante, el porcentaje baja sensiblemente si la pregunta es: "¿en su familia ha habido violencia?". El 34.8 por ciento de los hombres y el 35.2 de las mujeres respondieron que sí. Esto puede estar reflejando una distancia muy grande entre la percepción y la realidad, o quizá un subregistro producto de la vergüenza para aceptar que en la familia propia la violencia está presente. De cualquier forma, que en más de una de cada...

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