Doña Josefa y Allende: Un amor insurgente

AutorJosé Manuel Villalpando*

Pocos saben que la pareja formada por don Miguel Domínguez, Corregidor de Querétaro, y su esposa, doña Josefa Ortiz, vivió una intensa y tórrida historia de amor, que se consumó antes de que contrajeran matrimonio. En efecto, tuvieron una hija nacida exactamente un año antes de que éste se celebrara, y la boda se efectuó estando Josefa en el octavo mes de embarazo del segundo hijo, razones por las cuales la ceremonia hubo de realizarse en secreto. Triunfante su gran amor, ¿quién pues pensaría que, con el tiempo, uno de los cónyuges pudiera ser infiel? Y no por cierto el Corregidor, que varón al fin, bien lo pudo haber sido, sino ella, su mujer, de la que se dice, llegó a fijarse en otro caballero.

Y el afortunado tercero en discordia resultó ser nada menos que un hombre de mundo, experto en cuestiones de mujeres, don Ignacio Allende. Sí, ese gran héroe, que por su parte también se apasionó de la señora Corregidora. El, un viudo, con varios hijos fuera de su legítimo matrimonio, parecía pretender a la hija quinceañera de los Domínguez, siendo que en realidad se utilizaba este pretexto para que el capitán de dragones, que andaba por los 40 años de edad, tuviera libre acceso a la casa de don Miguel. En aquellos días, este comportamiento de Allende fue motivo de escándalo público, al grado de que el ofendido Corregidor, disgustado con su esposa, que también frisaba los 40, tuvo que intervenir para detener las frecuentes visitas del militar, que le acarreaban la mofa de la población.

Todo induce a pensar que el idilio clandestino floreció al parejo que se celebraban las reuniones secretas en las que se preparaba la...

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