Josefina y Josefa

AutorItxaro Arteta

Enviada

QUERÉTARO.- La primera mujer candidata del PAN a la Presidencia escogió para hacer su mitin en la plaza dedicada a la mujer más representativa de la historia de México.

El monumento a la Corregidora, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, fue el fondo de su discurso.

"Frente a esta mujer valiente que nunca aceptó que los mexicanos fueran súbditos, yo vengo a refrendar mi compromiso. Ella luchó por la libertad. Ella luchó por no ser súbditos de nadie y desde aquí lo digo fuerte y lo digo claro: quienes quieren regresar, no lo van a lograr", afirmó ante miles de queretanos.

Porque nada ni nadie nos va a detener. Porque no volveremos a ser súbditos de un sistema autoritario. Porque no queremos ser súbditos de quien se enriquece como el ex tesorero de Coahuila y lava dinero y tiene complicidad con el crimen organizado

Igual que Doña Josefa, que hace dos siglos fue la que avisó que la conspiración independentista había sido descubierta y se desató el inicio de la guerra, Josefina pidió rebelarse frente a la impunidad y la corrupción.

"Y tenemos que indignarnos como ella se indignó frente a aquellos políticos que pretenden que les creamos que ahora sí lo van a hacer distinto cuando empobrecieron a México, cuando lo endeudaron, cuando lo llevaron a devaluaciones y les robaron esperanza a los mexicanos. Aquí en Querétaro no nos creemos esas historias", arengó.

Diferente, su slogan de campaña fue uno de los adjetivos con que caracterizó a Doña Josefa, que se anticipó a los tiempos de libertad.

Al tono feminista de su discurso en la comida y de la plaza que escogió, se suma la leyenda colocada en las fotografías propagandísticas que la rodeaban: "la mujer tiene palabra".

Cuando evocaba a la Corregidora, una pequeña caracterizada como dicho personaje subió al templete y le entregó un libro de historia sobre la insurgencia. Josefina la abrazó y dejó el libro a uno de sus asesores sin interrumpir su monólogo.

La pequeña Alejandra bajó, acalorada pidió que le quitaran la blusa de época y no quiso hablar con nadie.

No fue la única niña que apareció en la tarde. Otra también subió al templete por unos minutos. Y en su entrada a la plaza por la calle 16 de Septiembre se acercó a besar a otra pequeña, que aturdida por la multitud y los fotógrafos, se puso a llorar.

El escenario había sido instalado desde la víspera en la mañana ya que ese día no podrían hacerlo por el desfile del Día del Trabajo, y además para hacer notorio que vendría la aspirante...

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