Joseph Stiglitz / La hoja de ruta de China

AutorJoseph Stiglitz

China está a punto de adoptar su undécimo plan quinquenal, fijando el escenario para la continuación de probablemente la más notable transformación económica de la historia, mientras mejora la situación material de casi un cuarto de la población mundial. Nunca antes el mundo había visto un crecimiento así de sostenido; nunca antes ha habido un nivel tal de reducción de la pobreza.

Parte del prolongado éxito de China ha sido su combinación casi única de pragmatismo y visión. Mientras gran parte del mundo en desarrollo, siguiendo las directrices del Consenso de Washington, se ha orientado a una quijotesca cruzada por un mayor PIB, una vez más China ha dejado en claro que busca aumentos sustentables y más equitativos en los estándares de vida reales.

China se da cuenta de que ha entrado en una fase de desarrollo económico que está significando enormes -e insostenibles- exigencias sobre el medio ambiente. Varias de las zonas más atrasadas de China han estado creciendo a un ritmo que sería prodigioso, si no fuera porque algunas partes del país están creciendo incluso más rápido. Si bien esto ha reducido la pobreza, ha aumentado la desigualdad, con cada vez mayores disparidades entre las áreas rurales y urbanas, y entre las zonas costeras y el interior.

Por varios años, el gobierno chino ha hablado de una sociedad más armoniosa, y el plan describe ambiciosos programas para lograrlo. China reconoce que lo que separa a los países menos desarrollados de los desarrollados no es sólo una brecha en los ingresos, sino también una brecha en el conocimiento. De modo que pretende no sólo reducirla, sino además crear una base para la innovación independiente.

El papel de China en el mundo y en la economía mundial ha cambiado, y el plan también lo refleja. Su crecimiento futuro tendrá que estar basado más en la demanda interna que en las exportaciones, lo que exigirá un aumento del consumo. De hecho, China tiene un problema poco común: un nivel de ahorro excesivo. La gente ahorra en parte por la debilidad de los programas de seguridad social del gobierno; el fortalecimiento de la seguridad social (pensiones) y la salud pública simultáneamente reducirá las desigualdades sociales, aumentará la sensación de bienestar de los ciudadanos y promoverá el consumo actual.

Si tienen éxito, estos ajustes pueden significar grandes presiones sobre un sistema económico global que ya se encuentra descompensado debido a los enormes desequilibrios fiscales y comerciales de...

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