Juan Enríquez Cabot / Cerillos...

AutorJuan Enríquez Cabot

Aparentemente todo comenzó con no tan inocente cachetada. Se le hizo fácil a una mujer, parte de la policía rural, golpear a un vendedor ambulante de frutas y verduras. Una humillación más en un pueblito donde abundaba la pobreza y no existían nuevos empleos. Este solo acto fue suficiente para incendiar partes de dos continentes...

El vendedor ambulante, Mohammed Bouazizi, aspiraba a ser universitario, con licenciatura en computación. Pero no podía mantener a siete hermanos y hermanas, estudiar, y sobrevivir en una sociedad donde había cada vez menos esperanza de cambio, mas corrupción, y menos futuro. La policía, el gobierno, los ricos se quedaban con todo. Y de paso los polizontes lo extorsionaban una y otra vez, robándole dinero o la poca fruta que vendía.

La cachetada fue el basta. Mohammed insistió en hablar con el gobernador de la provincia. El gobernador se negó a recibirlo. Acto seguido Mohammed se suicido frente a las oficinas del góber... ante una solitaria cámara, quemó su cuerpo en señal de protesta.

Pero ni esto le salió bien al pobre. Tardo 18 días en morir. Empezaron a circular imágenes y descripciones de lo que había pasado por doquier. Claro, no en la radio y TV de las élites y del gobierno, solo en Twitter, Facebook, blogs, celulares, Youtube y otros medios personalizados. Y el pueblito de Bouazizi y pueblos vecinos se enchilaron más y más. Al punto que hasta el Presidente lo fue a visitar a ver si podía hacer algo. Pero fue demasiado poco, demasiado tarde. Murió.

Cinco mil encabritados se presentaron al cortejo fúnebre. Empezaron las protestas demandando la cabeza del gobernador. Pero el góber no entendió, usó a la policía estatal para reprimir protestas locales durante las siguientes dos semanas. Hasta que...

Se prendió el país. Las protestas se esparcieron por doquier demandando justicia, trabajo, democracia y de paso basta de corrupción y favoritismo. Mas la represión no detuvo nada. Cayó el gabinete, cayó el Presidente, no frente a un gran movimiento opositor, o carismático líder, o golpe militar, o invasión extranjera. Cayó el gobierno porque se incendió un modesto cerillito en medio de pasto muy, muy seco.

No fue el incidente en sí sino el hartazgo de toda una sociedad lo que deshizo Túnez. Fue el ver a diario a ricos en sus coches rodeados de guaruresca impunidad. El observar los negocios y las mansiones y ranchos de presidentes y familiares. El no encontrar cómo darle de comer a los hijos. Y ante todo la...

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