Juan E. Pardinas / El Rey

AutorJuan E. Pardinas

La Constitución Moral de la Cuarta Transformación podría ser un texto muy breve con sólo tres artículos. Artículo 1o. Aquí mando Yo. Artículo 2o. La primera persona del singular citada en el artículo anterior se refiere única y exclusivamente al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Artículo 3o. y último. La aplicación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen estarán supeditadas a los criterios definidos en el Artículo 1o. de la presente Constitución Moral.

"No soy un florero, ni estoy de adorno", declaró AMLO para reafirmar su autoridad frente a la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Lo que sí parece tener una función ornamental es el marco jurídico mexicano. A veces parece una piedra en el zapato o un obstáculo en el camino, en otras, las leyes nacionales son como un óleo colgado en la pared, que silenciosamente cumple el rol de decoración escénica.

"No soy un hombre vengativo". Ese es el argumento que da el Presidente electo para explicar por qué no habrá una investigación de los escándalos de corrupción en el sexenio de Enrique Peña Nieto. La aplicación de la ley depende de las virtudes emocionales del Señor Presidente. Los delitos o faltas administrativas, vinculados con casos de desvíos de dinero público, no se perseguirán de oficio o por mandato de la autoridad. El cumplimiento de la ley está en función de los estados de ánimo presidenciales.

Vicente Fox, Felipe Calderón y, sobre todo, Peña Nieto tampoco fueron hombres vengativos, por lo cual la impunidad se volvió como una epidemia que fue creciendo al transcurrir de cada sexenio. La Cuarta Transformación está fundada sobre la continuidad de este pacto de impunidad.

Ahora AMLO ofrece que la investigación de los casos de corrupción ya no dependerá de su disposición emocional sino de sus consultas populares. La acción del Ministerio Público estará sujeta a los porcentajes que arrojen las urnas patito. En teoría, la ley es una regla de aplicación universal que no está sujeta a los sondeos de opinión o las emociones de perdón o venganza.

¿De qué sirve el Sistema Nacional...

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