Juan Villoro / Antropología de vestidor

AutorJuan Villoro

Cuando le preguntaron a George Best, el carismático y bohemio "Beatle" del futbol inglés, qué había sido de su fortuna, respondió con desparpajo: "Gasté en coches y mujeres, y lo demás lo desperdicié". Pagar por los placeres nunca ha sido ajeno a un deporte donde sobran apetitos y dinero. Pero obedecer al instinto produce sombras. Mucho antes que Freud, Heráclito dijo: "Difícil es luchar contra el deseo: lo que quiere lo paga con el alma".

Ignoramos cuál será el saldo de la reciente bacanal de nueve seleccionados nacionales con 30 prostitutas. Lo cierto es que ya no se discute su conducta en el área chica sino en el área íntima, y los interesados a comparar el esquema 4-4-2 con el 4-3-3 ahora enfrentan el dilema de dividir 30 entre nueve.

Los protagonistas del aquelarre han militado en el futbol europeo, donde aceptan otra disciplina. ¿Qué idea tienen de su país? Como el paisano que tira basura en Matamoros pero deja de hacerlo al cruzar a Brownsville, los nueve en cuestión juzgaron que en la tierra donde el águila se comió a la serpiente no hay más norma que el impulso.

Escogidos para chutar en nombre de la patria, no tienen por qué ser magníficas personas. Pero la corrosión de la conducta influye en todo: el escándalo afectará la vida familiar de los involucrados, la relación con sus compañeros y su rendimiento en el Mundial.

En los grandes momentos los equipos representan valores que los trascienden. Cuando Argentina enfrentó a Inglaterra en México 86 a cuatro años de la guerra de las Malvinas, se dirimía algo más que un partido. Cuando Alemania ganó por sorpresa la final de Suiza 54, los alemanes pudieron corear el nombre de su patria con inofensivo orgullo después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando el Corinthians salió al campo durante la dictadura brasileña con una camiseta que decía "Democracia", demostraron el peso político de sus goles.

Nuestra selección es el espejo de un país en crisis. ¿Cómo entender a quienes hicieron pretemporada de lupanar antes de cantar el himno? No sólo ellos están en deterioro. Los nueve de las 30 representan a un país que ha patentado un grito homofóbico para "ciscar" al portero rival (costumbre que sólo se extinguirá cuando los aficionados descubran la vergüenza). El público, conocido como "El Respetable", ha dejado de merecer esa definición. Repasemos...

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