Juan Villoro / Decepcióname, por favor

AutorJuan Villoro

Más que una realidad, la democracia representa un anhelo que encarna de diversos modos en los países que la proclaman.

La libertad de expresión es uno de sus requisitos básicos. Lo curioso es que cuando eso se llama "referéndum" o "plebiscito" -es decir, cuando puede tener consecuencias decisivas- aparecen pretextos para afirmar que lo ya decidido no puede ser modificado. ¿Carece un país del derecho a cambiar de opinión?

En España, la consulta sobre la soberanía catalana ha sido vista por el gobierno de Rajoy como un acto de secesión. Aunque el desenlace pudiera llevar ahí, el sólo hecho de preguntar se considera subversivo. De acuerdo con esa lógica, la voluntad popular no puede modificar las reglas a las que se somete. Algo semejante ocurre en México con la negativa del gobierno de Peña Nieto a que la reforma energética pase por el juicio de la gente.

Como lo que importa no puede ser decidido, la discutidora especie humana se desfoga en polémicas compensatorias. A falta de causas más altas, ejerce la libertad menor de escoger Pepsi o Coca, Nike o Adidas, PC o Apple. Esta ilusión de libre albedrío alcanza su punto culminante en los aviones, que ofrecen la peor comida del mundo, pero permiten elegir pollo o pasta, responsabilizando al pasajero de su decisión. La democracia es parecida: aunque quieres langosta, aceptas que el pollo te haga daño.

El afán de intervenir en la cosa pública ha llevado a uno de los más extraños sondeos del que se tenga noticia. Íker Casillas, mítico arquero del Real Madrid, rebautizado como "San Íker" por sus históricas salvadas, capitán del equipo y de la selección que ganó el Mundial en Sudáfrica, se somete a un referéndum en el estadio Santiago Bernabéu. Una parte de la hinchada lo abuchea, otra le aplaude.

¿Bastan algunas pifias para borrar una conducta de leyenda? El tema no sólo tiene que ver con el convulso mundo del deporte y la forma en que José Mourinho dividió a la afición merengue; pertenece a la sociedad del espectáculo y la desaforada necesidad de opinar.

El Chicharito es víctima de otro tipo de desencuentro con el público. Ya que no cumplió la promesa de ser héroe nacional, se le comienza a desear un fracaso estrepitoso. Su fichaje en el Real Madrid no ha sido visto unánimemente como un logro, sino como la prueba de que será un suplente eterno, capaz, en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR