Juan Villoro / Giro negro

AutorJuan Villoro

Tal vez sea casualidad, pero tanto el Fobaproa como la reforma energética se aprobaron el día de la Virgen de Guadalupe. No sabemos si los legisladores buscaban el manto protector de la Patrona de México para expiar sus culpas o para que se produjera el milagro de la aceptación popular.

Cuesta trabajo analizar un tema que ha polarizado tanto las opiniones. Por principio de cuentas es falso que el petróleo sea nuestro; debería serlo, pero ha estado en manos de políticos y líderes sindicales corruptos e ineficientes. El rezago en el ramo es pasmoso, no hay dinero para hacer exploraciones en aguas profundas ni para desarrollar la petroquímica, el mantenimiento es deficiente y provoca accidentes que cobran vidas de trabajadores. La reforma resulta imprescindible. El problema es cómo se hace.

Los legisladores están facultados para modificar artículos con lasdebidas mayorías. La reforma cumplió los pasos legales, pero no por ello es deseable.

Un asunto de esa magnitud pone en entredicho la democracia representativa. Si Enrique Peña Nieto hubiera propuesto la reforma energética en su campaña, al ser electo habría llegado con respaldo popular para implementarla. Pero la iniciativa se mantuvo en lo oscurito.

Los mandatarios se desentienden de la voluntad popular una vez electos. No hubo consulta sobre la nacionalización de la banca ni sobre su posterior reprivatización. Tampoco la hubo para lanzar la guerra contra el narcotráfico o modificar la reglamentación de energía. Estamos ante episodios decisivos que se resuelven en nombre del pueblo sin tomarlo en cuenta.

La aprobación en fast track de la reforma reveló la disciplina de los legisladores panistas y priistas, y su incapacidad de argumentar. El Congreso no es una urna para el voto, sino la casa de la palabra donde se debe discutir (como lo expresa la etimología de "parlamento").

Una vez aprobada la reforma, el gobierno lanzó una campaña publicitaria que trata a los espectadores como débiles mentales. De manera demagógica se anuncia que bajarán los precios de la gasolina, el gas y la electricidad. Todo mundo sabe

que esto es falso. Si acaso, dentro de algunos años se dirá con idéntica demagogia que las boletas no han subido tanto y que eso significa un "ahorro". Al final de estos spots para subnormales, una voz dice: "infórmate". De ese modo sugieren que quien se opone a los hechos lo hace por falta de datos.

El gobierno no debe pedir a los ciudadanos que investiguen sus decisiones sino...

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